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30 SEGURITECNIA Octubre 2015 Diálogos con el arte tos prefieren poner de manifiesto su creatividad. ¿Existe realmente este di- lema o la arquitectura puede y debe complementar y reforzar los objetivos últimos de los museos? Este es un eterno debate que frecuen- temente se da entre los responsables del museo y los encargados de proyec- tarlo y construirlo: los arquitectos. Para lograr que un museo sea un buen es- pacio expositivo y poder llevarlo a buen puerto, unos y otros tienen que aca- bar remando en la misma dirección, cada uno aportando desde su posición, desde sus particulares puntos de vista y sus conocimientos, soluciones raciona- les, científicas y bellas; es decir, para lo- grar, en lo que a la arquitectura se re- fiere, utilidad, solidez, belleza y riqueza espacial. La buena arquitectura no tiene por qué renunciar a la singularidad, al espectáculo, pero todo ello hemos de conseguirlo a base de calidad espacial, formal y constructiva, sabiendo dar res- puesta a cuestiones fundamentales con soluciones esenciales, sin buscar el es- pectáculo por el espectáculo. La calidad de una sala, de un conte- nedor , debe medirse, en primer lugar, por su capacidad para acoger, exponer y permitir la visión más fiel, satisfactoria y nítida posible de los contenidos. En el caso de un museo, es preciso saber ce- der el protagonismo a los contenidos, no al contenedor . Decía un inglés, amigo mío, que los buenos mayordomos son aquellos que pasan desapercibidos y que a los bue- nos edificios museísticos les ocurre otro tanto. Yo suscribo esta afirmación, por- que, sin negar la importancia del edi- ficio del museo ni la presencia del ma- yordomo, no debe ser esa condición la que predomine y condicione el resul- tado, sino el servicio que prestan, o de- ben de prestar, uno y otro. - El control/gestión de la luz, junto con el mantenimiento estable de las condiciones de temperatura y hume- dad, son la clave en la conservación de las obras de arte y en particular de las obras pictóricas. ¿Qué enseñanzas nos puede transmitir de su experien- cia en la gestión de la luz natural en las salas de exposiciones? La luz es fundamental en cualquier aspecto de la vida. También de la arquitectura e imprescindible en la ex- posición de objetos museísticos. Lo ideal para cualquier exposición sería poder valernos solamente de la luz na- tural. Y sólo cuando la misma no lle- gue, porque no es suficiente o porque queremos matizar o acentuar algún as- pecto de los objetos expuestos, debe- ríamos recurrir a la luz artificial. Cuando recurrimos a esta última, de- bería ser en las horas del día en las que carecemos de luz natural o no tenemos la suficiente. Y tratarla y cuidarla como lo que es: uno de los factores clave de toda exposición. Manifestaba un conocido director de cine que si tuviera que elegir para una escena interpretativa a un buen actor o a un buen iluminador, se quedaba con el segundo. Porque si la mejor expre- sión de un buen actor está mal ilumi- nada, el resultado será malo. Y al revés: una buena iluminación puede conse- guir una buena expresión de la cara de un actor no tan bueno. Algo parecido suele ocurrir con una exposición. - Los museos pasan de ser edificios cuyos fines principales eran el de- ber de conservación y la investiga- ción a cargo de expertos, a ser edifi- cios “abiertos”. Todo ello implica: la conservación y preservación en con- diciones ambientales y de seguridad idóneas frente al derecho de acceso/ contemplación. ¿Qué consecuencias sobre el diseño arquitectónico con- lleva atender adecuadamente ambos objetivos a priori contrapuestos? Todas estas aparentes contradicciones: que los museos sean edificios abier- tos a toda la sociedad, y a la vez segu- ros, y que en ellos se conserven óptima- mente los objetos expuestos y se con- templen bien, forma parte de lo que los arquitectos llamamos el programa de la obra, que debe ser el principal condi- cionante de todo el proceso de proyec- ción y construcción del edificio. Cada proyecto arquitectónico tiene su programa, que a veces contempla requerimientos aparentemente contra- dictorios. Y para darle satisfactoria res- puesta hay que ser capaz de compagi- nar funcionalidad, utilidad, belleza y ca- lidad constructiva. - Usted ha sido el arquitecto de im- portantes obras. ¿Cuáles fueron los principales objetivos y necesida- des que le fueron trasladados por el cliente? En ese caso concreto, ¿cómo
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