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36 SEGURITECNIA Octubre 2015 Diálogos con el arte propia naturaleza y origen de los mu- seos y gabinetes monetarios hace que cada elemento constitutivo de las dife- rentes colecciones que componen sus fondos deba ser contemplado tanto de forma individual como en colectividad, obligándonos a que cada uno de los parámetros y sistemas de control utili- zados, mantenga una referencia cons- tante entre la singularidad y el conjunto y una protección efectiva del mismo. Evolución En lo que llevamos de siglo XXI se puede constatar una importante evo- lución dentro de las instituciones mo- netarias existentes, partiendo desde el concepto y práctica del modelo de “ga- binete” numismático tradicional, al de museo de historia monetaria y econó- mica. Es decir, muchos gabinetes han pasado de ser unos meros centros de investigación restringida, o simples al- macenes de piezas, a auténticos mu- seos donde se da servicio y respuesta a las demandas de la sociedad actual. Se propicia una actividad expositiva, for- mativa y lúdica hacia –y en respuesta– a esa misma ciudadanía, adquiriendo el trabajo del gabinete tradicional una nueva dimensión. Como ejemplo de esto último, podemos citar al Gabinete Real de Monedas de Estocolmo, que, aprovechando su traslado y nueva ubi- cación, se adaptó a esta nueva tenden- cia, convirtiéndose en el auténtico Mu- seo Nacional de Historia Monetaria y Económica de Suecia, con unas mo- dernas instalaciones y servicios, e insta- lando una nueva y moderna exposición permanente, aunque con una cierta “apariencia” temporal. En cualquier caso, no es menos cierto que la pervivencia y continuidad de muchas de las colecciones numismáti- cas actuales pasaría, más que por una evolución, por su fusión con otras y una nueva reorganización del conjunto re- sultante. No nos debe escandalizar esta aseveración, ya que, a lo largo de los úl- timos trescientos años, la formación de nuevas colecciones y gabinetes se ha realizado a partir de la absorción o fu- sión de otros anteriores, siendo ésta una práctica corriente en todos los paí- ses, que ha dado lugar a la creación de algunas de las más importantes colec- ciones monetarias actuales. Podemos destacar por su interés el reciente ejem- plo holandés, en el que la fusión efec- tuada entre el Museo de la Casa de la Moneda de Utrecht, la Colección del Banco de Holanda y la Colección Nacio- nal de Monedas y Medallas del Museo de Leiden, dio lugar en 2003 a la cons- titución de una de las más importan- tes colecciones monetarias actuales, el Museo Nacional de Historia Monetaria y Bancaria de Holanda, con todo lo que esto conlleva. A la hora de la conceptualización y desarrollo de una exposición moneta- ria, el guión y el plan expositivo especí- fico para la misma nos permitirán trans- mitir de forma clara y efectiva la idea y el argumento centrales del montaje, partiendo de un tipo, planteamiento y estilo que marcarán la manera de co- municación con el público visitante. En todo momento, el museógrafo habrá de adaptar la idea o estructura troncal de la muestra a un lenguaje expositivo que le permita hacer un discurso eficaz par- tiendo del espacio disponible, las pie- zas, textos e imágenes seleccionadas, así como de los complementos multime- dia que seamos capaces de desarrollar o adquirir, además de las técnicas bási- cas de actuación en el uso de los mate- riales menos agresivos para las piezas, el proceso de construcción y montaje de los elementos expositivos, así como de los principios visuales en la ubicación de aquellos y las piezas, sin olvidar algo tan importante, hablando de monedas y billetes, como es el control de las pie- zas desde todos los puntos de vista, te- niendo siempre en mente los criterios de seguridad inherentes a este tipo de objetos y exposiciones. Seguridad y museos Hablando de seguridad y museos mo- netarios, en primer lugar se debe te- ner en cuenta un factor que incide no- tablemente en el problema de la se- guridad en general y de los museos en particular, consistente en el examen de la psicología de aceptación del ni- vel de seguridad por parte del equipo del museo y de los visitantes. Si los nive- les de mentalización en materia de se- guridad no son muy altos, es de temer que, en ocasiones, ésta no sea bien re- cibida tanto por la dirección, como por parte del resto del personal y del pú- blico externo. Hemos de partir de una base de aceptación mínima, por parte de todos, de la necesidad de la aplica- ción de unas medidas idóneas, traba-

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