seguritecnia 424
SEGURITECNIA Octubre 2015 59 Diálogos con el arte Si tenemos claro que el arte es pa- trimonio, hemos de considerar que se debe valorar el hecho histórico que conlleva la obra, su parcela en la histo- ria, los movimientos artísticos y culturales en la que se emplaza. Consideremos que a la hora de valorar una obra nos hemos de ubicar con imparcialidad en la época o periodo de la misma y no dejarnos lle- var por la corriente de mercado, sino por todo lo que la envuelve desde el movi- miento artístico a su emplazamiento cul- tural, dejando al margen las corrientes, las cuales por ser normas no dejan de ser necesarias, sino imprescindibles. También hemos de tener presente que una valoración tiene un objetivo, pero no por ello éste debe condicionar su valor. Además es cierto que hay datos e in- formación que ayudan a establecer una orientación sobre la valoración que debe atribuirse a una obra, pero siempre con- dicionado a los criterios que se reflejan en ella. Por lo que antes de determinarla tenemos que haber estudiado lo más importante, “la obra”. Y por descontado comprobar las diferencias que hubiera en la época en que se realizó, así como en su temática. Hay que tener en cuenta que hay periodos del artista que se con- sideran más importantes y que normal- mente son los más valorados. Otro campo en el que podemos aden- trarnos en el mundo del arte es el de quienes dan valores a las obras (que yo más bien opinaría precio), es decir, los galeristas o marchantes, intermediarios imprescindibles en la comercialización del arte y, por descontado, los que in- troducen, promocionan y dar a conocer a un artista. Galerías y salas Llegados a este punto, el experto se en- cuentra con las distintas parcelas que se hallan en el mundo del arte, que son: En un principio, es fundamental la ga- lería de arte, desde la que se dan a co- nocer las obras y, por ende, al artista. Después tenemos al marchante, cuya labor es importante ya que mueve la obra de un artista dándole a conocer dentro de un ámbito internacional; si un marchante opta por un artista, por el solo hecho de que exprese su validez éste queda reconocido en el circuito de artistas cotizados. No podemos olvidar las ferias y mues- tras de arte, que permiten una amplia difusión de las obras con la asistencia de personas interesadas en el arte, y las salas de subastas que “rematan oficial- mente” el valor o el precio de una obra. No obstante, cuando el coleccionista o el inversionista decide comprar el problema radica en si se cruza con unos comerciantes que no son profesiona- les y que no se preocupan de estar in- formados ni de documentarse sobre la obra que pretenden vender. Éstos, a la hora de estimar los precios, sólo se ba- san en referencias de oídas o noticias, dando un precio sin base sólida que suele ser muy superior a la realidad del mercado y muy distante a su valor. Voy a matizar las denominaciones que desconciertan al público. En prin- cipio, las salas de subastas indican en sus catálogos, sean impresos o por Internet, las expresiones “valores esti- mados”, “precios de salida” y “precio re- mate”. Aquí podemos ver y diferenciar que, según los métodos de cada uno, dan a una obra de arte lo que sería el va- lor o el precio. Corroboro el comentario que realiza el director de Balclis, Antoni Climen, en el artículo publicado por Expansión y que firma Alex Sánchez. En él dice, refirién- dose a la llegada de Internet: “ahora es mucho más fácil que nuestros clientes conozcan el valor de las piezas que su- bastamos. Este factor nos exige un ma- yor grado de auto-exigencia en la tasa- ción y valoración de las obras”. El objetivo del experto independiente tasador es valorar el arte bajo unos crite- rios justos y ecuánimes, dejando aparte los intereses que conlleva el mercado, con una valoración lógica y conse- cuente, no con el mercado sino con la obra que se está valorando. No es fácil matizar para que se en- tienda y comprenda cuál es la misión del experto independiente tasador, al que le encargan realizar una valoración con la responsabilidad de que la cumpla con imparcialidad; en conclusión, “que la va- loración sea justa y ecuánime”, y sin que provoque el estupor de nadie. Me gustaría terminar este artículo dando mi humilde respuesta a la pre- gunta que lo ha motivado: me permito la licencia de apuntar que el arte y el pa- trimonio se han de valorar para quienes no son indiferentes a su belleza y para los que son sensibles a su precio. S
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MTI4MzQz