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72 SEGURITECNIA Octubre 2015 Diálogos con el arte que no podrán cerrarse porque alguna pieza de mobiliario lo impide, sistemas de sobrepresión incapaces de detectar que una puerta quedó abierta... En ge- neral, dispositivos que actuarán tarde, demasiado tarde, cuando el patrimonio artístico esté irremisiblemente dañado. Como no es elegante admitir que la Administración pudiera aprobar un pro- yecto que incumpla las medidas míni- mas exigidas por la legislación, voy a suponer que éstas ya están incluidas y que se han diseñado y calculado con la adecuada competencia. Es decir, el edi- ficio recién proyectado cuenta con las medidas de seguridad obligatorias que requiere la normativa actual. Problemas El primer problema surge al constatar que la colección de documentos que denominamos “normativa actual” ape- nas sirve como guía para seleccionar los medios necesarios que prevengan co- natos de incendio en los EPHA. Aqué- lla ofrece unas soluciones normalizadas que están previstas para proteger la vida de los ocupantes, incluidos los bom- beros que eventualmente deban en- trar a sofocar las llamas. Poca atención se presta a la propiedad en sí, al con- tinente, y mucho menos al contenido, que es considerado mero combustible. Por esta razón, es poco relevante argu- mentar que un EPHA dispone de todos los medios exigidos por la normativa vi- gente, porque los reglamentos no tie- nen en cuenta el valor histórico-patri- monial contenido en los edificios. Para el arquitecto, decir que su proyecto “cum- ple con la normativa” es una afirmación perfectamente inútil en lo que se refiere a las obras de arte, ya que aquélla no dice nada sobre éstas. El cumplimiento estricto de la legislación contra incen- dios evita que uno vaya a la cárcel en caso de siniestro, pero no la destrucción de un patrimonio irreemplazable. El punto anterior es tan importante que no puedo menos que insistir sobre él: que no espere el arquitecto guía al- guna en la normativa, ni en ninguna de E n un ar tículo anterior de Seguritecnia (número 379, oc- tubre de 2011, páginas 104- 106) escribí acerca de la problemática que encara el director de seguridad de un Edificio con Patrimonio Histórico- Artístico (EPHA) cuando se enfrenta a la tarea de protegerlo frente al riesgo de incendio. En aquel artículo enun- ciaba hechos incuestionables y ofrecía recomendaciones prácticas, de carácter muy general, para abordar tales situa- ciones. Recomiendo su lectura (y estu- dio) a los directores de seguridad. Pretendo ahora escribir sobre el mismo asunto, pero con un enfoque di- ferente. El presente artículo lo dirijo a aquellos arquitectos a los que se les ha adjudicado la ejecución de un proyecto de remodelación o nueva construcción de un EPHA. La tarea refleja una atre- vida inmodestia por mi parte, ya que tales arquitectos suelen gozar de re- nombre, tienen a su disposición com- petentes equipos profesionales y son seguidos y admirados por multitud de colegas, lo que somete a un incómodo escrutinio a cualquiera que ose emi- tir la más leve crítica. Sin embargo, yo he visitado bastantes EPHA de reciente construcción o remodelación y, en ge- neral, me ha sorprendido (o quizá no) lo poco sofisticadas que resultan algu- nas medidas de protección contra in- cendios recién implantadas, eufemismo éste que evita decir lo parcialmente inútiles que son: detectores situados en lugares a los que nunca llegará el humo, rociadores en techos tan altos que se activarán fatalmente tarde, sis- temas de extracción de humos y gases calientes para los que no se ha previsto la entrada de aire limpio de reposición, portones de sectorización automática Javier García / CEO y director de Integraciones Técnicas de Seguridad Diseño de la protección contra incendios en edificios con patrimonio histórico-artístico
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