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88 SEGURITECNIA Abril 2016 Opinión E l título de esta reflexión a viva voz, transformada en un artí- culo de opinión, no representa el eslogan o la coletilla pegadiza de un anuncio de promoción y venta del pro- ducto “seguridad privada”. Recoge un sentir, un modo de entender la seguri- dad privada más allá de su mera mer- cantilización. Encierra una manera de ser y de hacer de la seguridad privada, una profesión reconocida por su ele- vada cualificación, profesionalidad, ca- pacidad de sacrificio y continuo perfec- cionamiento y mejora en la prestación de los servicios. En la procura de estos objetivos existe un creciente elenco de profesionales de diferentes sectores, directa e indirectamente relacionados con la seguridad privada, que compar- ten esta hoja de ruta. El periplo recorrido hasta la fecha por el sector privado de la seguridad en España ha ido avanzando por diver- sas etapas (de las que no me voy a ha- cer eco en estas líneas) hasta llegar a nuestra actualidad, donde nos situa- mos como colectivo profesional ante una delicada situación. Situación carac- terizada por constituir una intersección de caminos, los cuales representan, ni más ni menos, opciones de futuro. Un punto de no retorno que, resultado de las decisiones que adoptemos y acep- temos como sector, nos conducirá ha- cia un derrotero u otro del elenco de fu- turibles que se perfilan en el horizonte. Indubitadamente, la seguridad privada que quisiéramos y por la que trabaja- mos, especialmente aquellos que nos dedicamos prioritariamente al aspecto formativo dentro de la misma, depen- derá de la suma de sinergias a favor de un cambio, profundo, pero necesario. Un cambio que se traduce, siendo más exactos, en una adaptación a los retos y escenarios que deberemos afrontar en las próximas décadas. En consonancia, dados los primeros pasos de este siglo XXI, la seguridad pri- vada debe hacer frente a un conjunto variado de retos, así como de múlti- ples riesgos y amenazas. Algunos de nuevo cuño, los menos, y muchos de ellos viejos conocidos, que han incor- porado en su acervo metodológico y funcional los avances tecnológicos al- canzados en el seno de las sociedades modernas globalizadas, reapareciendo con renovado brío. Otros, como el te- rrorismo o la criminalidad organizada, siempre han estado ahí, pero ahora, a medida que las atribuciones compe- tenciales de la seguridad privada se han visto legalmente incrementadas, al igual que la presencia en espacios públicos y privados, su conocimiento y compren- sión se hacen indispensables para la la- bor a desempeñar en no pocos secto- res (mercantiles, servicios, transportes, infraestructuras críticas, empresariales, corporativos…), que recurren a la se- guridad privada para la salvaguarda de sus intereses, capacidades y medios. La amplitud de las funciones profesionales atribuidas, al igual que la fenomenolo- gía criminal –que abarca desde las ma- nifestaciones de conductas antisociales menos elaboradas y cotidianas hasta su polo opuesto, aquellas caracterizadas por unos elevados niveles de compleji- dad y peligrosidad–, constituyen ahora materia de responsabilidad para el sec- tor privado de la seguridad. Es más, en conjunto, han supuesto un revulsivo para el sector, a medida que los clien- tes han demandado progresivamente mayores niveles de protección, den- tro y fuera de territorio nacional, requi- riendo respuestas acordes con los tiem- pos en curso. Reflexiones Las preguntas que debemos hacernos como profesionales son: ¿estamos a la altura de las circunstancias? ¿Hemos adaptado nuestros esquemas de forma- ción y conocimiento a la realidad pro- fesional vigente? ¿Estamos preparados Daniel Sansó-Rubert Pascual Vicepresidente jurídico de la Asociación Nacional de Profesores Acreditados de Seguridad Privada (ANPASP) La seguridad que quisiéramos, la seguridad por la que trabajamos
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