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32 SEGURITECNIA Junio 2016 Seguridad Integral En nuestro estudio, el 8,4 por ciento de las organizaciones víctimas fueron multados como resultado del fraude. La proporción de las organizaciones vícti- mas sancionadas fue más alta en la Eu- ropa Occidental (15,6 por ciento), Asia del Sur (13,6 por ciento), y Asia y el Pací- fico (11,7 por ciento). S no remitir sus casos de fraude a la jus- ticia. El miedo a la mala publicidad es el motivo más citado. De los casos que sí se llevaron a la justicia, el 23,1 por ciento resultó en una demanda civil, y el 80,8 por ciento de estos casos terminados condujo a una sentencia o una negociación. documentos de pago y nómina, “sisar” y otras formas de hurto de efectivo eran dos veces más comunes en las empresas pequeñas que en las grandes. Los servicios bancarios y financieros, las empresas del Gobierno, de la Admi- nistración Pública y de la fabricación fue- ron los sectores más representados en los casos de fraude que examinamos. Aunque la minería y el comercio al por mayor tenían menor cantidad de ca- sos que cualquier otra industria en nues- tro estudio, estas informaron las mayores pérdidas con un promedio de 500.000 y 450.000 dólares, respectivamente. Conclusión Cuantas más personas participan en un esquema de fraude laboral, más eleva- das son las pérdidas. La pérdida media causada por un solo autor era 85.000 dó- lares. Cuando dos personas conspira- ron, la pérdida promedio fue de 150.000 dólares; tres conspiradores causaron 220.000 dólares en pérdidas; cuatro oca- sinó 294.000 dólares; y para los esque- mas con cinco o más autores, la pérdida promedio fue de 633.000 dólares. Los autores de fraudes tienden a mostrar signos de advertencia en su comportamiento cuando se dedicaban a sus crímenes. Las señales de alerta más comunes son: viven encima de sus posibilidades, tienen dificultades finan- cieras, inusualmente estrecha asocia- ción con un proveedor o cliente, pro- blemas de control excesivos, una acti- tud general “Negociante” que implica el comportamiento sin escrúpulos y pro- blemas recientes de divorcio o de la fa- milia. Al menos una de estas señales de alerta se exhibió durante el fraude en el 78,9 por ciento de los casos. La mayoría de los defraudadores pro- fesionales son delincuentes por primera vez. Sólo el 5,2 por ciento de los auto- res de este estudio ya había sido con- denado por un delito relacionado con el fraude, y sólo el 8,3 por ciento había sido despedido anteriormente por un empleador por conducta relacionados con el fraude. En el 40,7 por ciento de los casos, las organizaciones de víctimas decidieron

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