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SEGURITECNIA Julio-Agosto 2016 35 Seguridad contra incendios hacerlo. Nuestra sociedad es cada vez menos conformista y relaciona más la inversión con la eficacia y su verdadera necesidad. En definitiva, un mantenimiento con- tra incendios correcto es imprescin- dible para garantizar que los sistemas instalados sean adecuados para la pro- tección frente a los riesgos por los que fueron instalados. Para ello, no ha de revisarse sólo su funcionamiento, sino también las condiciones de diseño y eficacia de su protección en el mo- mento de la revisión. S malas experiencias u obviar algún pro- blema que exista durante una revisión de mantenimiento. En este sentido, el mantenedor debe apoyar su experien- cia con herramientas que lo eviten. Las pruebas realizadas en un man- tenimiento no sólo deben certificarse, sino también evidenciar que han sido realizadas en tiempo y forma. Para ello también se hace más necesario ha- berse diseñado estas herramientas. Cada vez más, cuestionamos la efi- cacia de lo que hacemos y de cómo lo hacemos, cuál es el objetivo y por qué De esta forma, por ejemplo, cuando el técncio de mantenimiento de PCI sale de una sala de bombas, tiene que evidenciar y dejar claro a su cliente que éste dispondrá del abastecimiento ne- cesario para combatir un posible in- cendio en caso preciso y para los ries- gos que presenta. En este sentido, no basta con hacer de “notario” de los re- sultados de una prueba reglamentaria sobre un equipo instalado por otros, sino que debe analizarse también la actividad del cliente, su criticidad y riesgos para evidenciar que el sistema instalado sigue cumplimiendo los re- quisitos de protección que la actividad requiere en el momento de la revisión. De igual manera, cuando se prueba un sistema de detección, no sólo debe confirmarse si el equipo funciona co- rrectamente, sino también que el sis- tema que en su momento se diseñó e instaló para la actividad es o sigue siendo eficaz para los riesgos que en el momento de la revisión protege. Debe comprobarse también si su activación provoca actuaciones de otros sistemas que influyan negativamente por su ac- tivación concadenada en otras protec- ciones. Aquí podemos hacer alusión al histórico dilema de cuál debe ser la ac- tuación adecuada para la apertura de exutorios en una instalación protegida con un sistema de rociadores. Algo tan básico como esto puede comprometer de diferente forma la responsabilidad de los implicados, de- pendiendo de cómo se emita el in- forme de mantenimiento y de la docu- mentación existente de la instalación en cada caso, que generalmente (y so- bre todo al iniciar un mantenimiento) se reduce a la documentación apor- tada por el cliente al mantenedor. En algunos casos esta documentación no existe o no se dispone de ella, en cuyo caso el mantenedor debe tener ne- cesariamente la capacidad de ofrecer el análisis de riesgos correspondiente que se precise para justificar y eviden- ciar lo que en algunos casos puede manifestarse incluso como evidente. También debemos tener en cuenta que el error humano puede dar lugar a Las pruebas realizadas en un mantenimiento no sólo deben certificarse, sino también evidenciar que han sido realizadas en tiempo y forma
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