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38 SEGURITECNIA Julio-Agosto 2016 Seguridad contra incendios durante la vida útil de los sistemas diseñados. Los diseños de protección contra incendios basados únicamente en el factor económico, sin tener en cuenta si es apropiado para el uso final, llevará a invertir sumas de dinero importantes en averías, provocando incluso una futura sustitución por otro sistema que sí era el más adecuado. 6. Diseño pensando en manteni- mientos viables y posibles. En un diseño adecuado, debemos tener en cuenta el cómo se realizará el mantenimiento de las instalaciones proyectadas, considerando el uso real que le dará el usuario. El papel lo admite todo, pero la realidad no: atrios inalcanzables, falsos suelos o techos con detectores puntuales, los cuales son inaccesibles porque tienen moqueta; techos no desmontables y que no se podrán probar y limpiar; sistemas de rociadores sin puntos de prueba o vaciado; sistemas de detección de humos por aspiración inapropiados en ambientes muy sucios o con humedad, los cuales al poco tiempo dan averías y acaban apagados o anulados. El no tenerlo en cuenta, llevará a no realizar el correcto mantenimiento, lo que derivará en un sistema poco eficaz ante un incendio con numerosas ave- rías y bajo rendimiento. Medidas adicionales Para que todos los puntos anterio- res puedan llevarse a cabo, aparte de nuestro propio criterio, serían necesa- rias ciertas medidas adicionales: Mayor control de la Administración y de las OCAS reguladas en inspec- materiales inadecuados al uso de la futura instalación para conseguir un menor precio de venta. Debemos e xp l i ca r a l usua r i o final las ventajas que tiene seguir las indicaciones del fabricante y las normas de diseño vigentes, porque le apor tarán un valor añadido a la seguridad de sus instalaciones, consiguiendo reducir el número de averías y reparaciones futuras. Evitemos caer en la trampa del precio bajo a cos ta del f uturo rendimiento a largo plazo de las instalaciones de protección contra incendios. 5. Diseñar soluciones técnico-econó- micas. Siempre he creído en la regla de que el buen diseñador es aquel que da con la mejor solución “ético- técnica-económica”. Diseñar conforme al uso final que el usuario dará a su instalación no tiene por qué ser más costoso. Debemos tener en cuenta el coste de una instalación desde su diseño, pasando por la instalación , hasta llegar al coste de los manteni- mientos (preventivos y correctivos), adaptándose a las circunstancias actuales, que años atrás no se daban o no se tuvieron en cuenta; pero no es obligatorio aplicarlas hasta la entrada del futuro Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios. No aplicar estas nuevas versiones es lo mismo que no dotar de mayor seguridad al cliente. Trasladado al mundo del automóvil, es cómo si a día de hoy todos tuviéra- mos vehículos con la misma seguridad que estaba obligada en el año 1993, es decir, cinturones de seguridad. Un ejemplo lo marca la UNE de di- seño e instalación de detección y alarma contra incendios, la UNE-EN54 parte 14. El RIPCI no nombra la úl- tima versión de esta UNE, que fue del año 2004, por lo cual en principio no la hace obligatoria, obviando puntos muy importantes de diseño, como son: En el caso de detectores lineales de haz óptico o barreras se ha am- pliado la superficie vigilada máxima a 1.600 metros cuadrados y se ha eliminado la referencia a la distancia máxima de cien metros, que ahora queda limitada a la declarada en sus prestaciones por el fabricante y su- perficie máxima. Mayor precisión respecto a la dis- tancia del elemento sensible con el techo. Cambios de detección en espacios de gran altura. 4. Diseñar sin abaratar componen- tes. Es un error diseñar e instalar Evitemos caer en la trampa del precio bajo a costa del futuro rendimiento a largo plazo de las instalaciones de protección contra incendios

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