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70 SEGURITECNIA Julio-Agosto 2016 Seguridad contra incendios En la etapa de Media Energía se pro- duce el mismo proceso anterior, sólo que ahora la temperatura se iguala con la del ambiente mucho más arriba y se suele producir acumulación de humo en el techo del edificio. Tras la aparición de la llama, muchas de las partículas que se habían coagu- lado formando partículas más grandes se vuelven a fraccionar y el humo “apa- rentemente” disminuye en las proximi- dades de la llama; ahora hay mucho más humo, que llega más alto y con una composición rica en tamaños de partícu- las, gran parte aisladas en su propia bur- buja (*), que ahora es más difícil que se iguale con la del ambiente dado que son arrastradas por una corriente de aire ca- liente de convección que ayuda a elevar las partículas a gran altura. En la primera etapa, cuando el calen- tamiento tiene todavía baja tempera- tura, la emanación de humo se com- pone sobre todo por gases y algunas partículas desprendidas, muy separa- das entre ellas, lo que hace que sea di- fícil de ver. En la siguiente etapa, la emanación contiene muchas más partículas, pero debido a que su temperatura es baja éstas se equiparan pronto a la tempe- ratura ambiente, perdiendo la burbuja de aire caliente que las sustenta (*). Esto produce dos efectos: el humo se con- densa, coagulándose las partículas en otras más grandes y, por lo tanto, más visibles, y al perder poder de sustenta- ción se estratifican al nivel al que hayan llegado antes de igualarse su tempera- tura con la del ambiente. de incendio antes de que éste se pro- duzca, necesitamos conocer un poco mejor el fuego y ver qué y cómo lo po- demos detectar lo antes posible. Salvo en casos muy concretos en los que la inflamación de los materiales se produce de forma súbita al inicio del proceso que podríamos denominar “co- nato”, lo más habitual es que éste se produzca como consecuencia de una acumulación de energía, elevando pro- gresivamente la temperatura de los ma- teriales hasta alcanzar la temperatura de inflamación. Por lo tanto, debemos considerar que la radiación lumínica y térmica sólo será detectable cuando el conato pasa a te- ner llamas. Para detectar el incremento de la temperatura habría que disponer de sensores de forma muy próxima y muy densa en todo lo que pudiera ori- ginar un calentamiento, de manera que, en la mayoría de los casos, es muy poco práctico. Nos queda, por lo tanto, la detección del humo, que aparece tan pronto la como temperatura sobrepasa la de es- tabilidad de cada material, y casi siem- pre muy distante de la temperatura de inflamación; así que nos toca analizar un poco mejor el humo. Lo que llamamos humo es en reali- dad nuestra percepción visual de una emanación de diferentes contaminan- tes procedentes de los materiales que se están evaporando o que se despren- den del material en combustión, por eso también percibimos como “humo” el vapor de agua de la cafetera o el polvo de sacudir una alfombra. Pero es importante recordar que el humo se produce incluso aunque no podamos verlo, es decir, en los prime- ros estadios del calentamiento de cual- quier material. En la imagen 5 vemos cómo se com- pone y se comporta el humo, depen- diendo de las diferentes etapas del co- nato, donde el último nivel, el de Alta Energía, corresponde al momento en que se produce la llama. El humo se produce incluso aunque no podamos verlo, es decir, en los primeros estadios del calentamiento de cualquier material Imagen 5 (*) Nota del Autor: esto es figurativo, esas burbujas de aire no existen, es sólo una forma sencilla de explicar el proceso.
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