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46 SEGURITECNIA Noviembre 2016 Protección de Infraestructuras Críticas por proteger como evitar que una per- sona o un objeto sufra un daño; favore- cer o apoyar un proyecto, una persona o una cosa. La sobreprotección es una conse- cuencia de no hacer las cosas bien desde el principio. Se aportan solucio- nes muy económicas, con el tiempo se evalúa su funcionamiento y sus re- sultados y, como no funcionan ade- cuadamente o no cubren las necesida- des reales, se deben instalar otras solu- ciones complementarias. Entonces es cuándo se debe realizar una nueva in- versión en seguridad para paliar dichas carencias o errores. Así, estamos ante una sobreprotección. Valor y precio Se produce un encarecimiento del pro- yecto de seguridad, y no sólo una ma- yor inversión, sino una mayor comple- jidad del mantenimiento y, consecuen- temente, un gasto mayor a largo plazo. Desde este punto de vista es intere- sante diferenciar entre valor y precio. El primer concepto se basa en juicios, “lo que me soluciona el problema”, y lo se- gundo es un asunto totalmente mer- cantil. ¿Cuánto vale si te soluciona un problema? Podemos decir que el precio de un producto es la cantidad de dinero que pagamos por él, mientras que el valor es el beneficio o la utilidad que obtene- mos si adquirimos ese producto. Parece lógico pensar que el precio de un bien tendría que ser directamente propor- cional a su valor, pero todos sabemos que no siempre es así. Lo cierto es que el precio juega una parte importante en la evaluación de una compra, pero no llega a ser un factor definitivo. Entre otras cosas, los clientes evalúan la experiencia, la ca- lidad y el precio. Sobre todo en épo- cas de crisis, no cabe duda que lo con- veniente es que el producto o servicio tenga el precio adecuado. Esta tendencia a valorar las cosas por su precio y no por su valor nos induce, a veces, a malgastar el dinero, ya que po- demos perder la capacidad de distin- guir entre lo que es valioso y lo que no. Por cierto, ¿cuál es el valor del di- nero? El dinero es un bien imprescin- dible para vivir y para conseguir cierto bienestar, tanto personal como social, lo que le confiere un valor bastante alto. Además, nos resulta relativamente difí- cil de conseguir, por lo que deberíamos poner más interés en gestionarlo con responsabilidad e inteligencia. La fijación de precios mediante el va- lor del producto o servicio implica ges- tionar activamente las percepciones del consumidor para influir sobre la diferen- cia entre el precio que se paga y el valor que se recibe. En definitiva, se abren nuevas oportu- nidades en el mercado de la seguridad que propician la creación de “nuevos escenarios en los que poder diferen- ciarse”, y es aquí donde más que nunca debería de tener más peso el concepto del “valor añadido”. S U no de los avances tecnoló- gicos más espectaculares de nuestra época es, sin lugar a duda, la tecnología de las comunicacio- nes, lo que vino a revolucionar la veloci- dad del intercambio de información. El constante cambio de las nuevas tec- nologías ha producido efectos significa- tivos en la forma de vida, en el trabajo y en el modo de entender el mundo por parte de las personas. Estas tecnologías también están afectando a los procesos tradicionales de enseñar y de aprender en el entorno profesional, es decir, están modificando profundamente conductas individuales para interactuar y comuni- carse con el entorno laboral. Ante esta avalancha constante de in- formación y de avances tecnológicos, junto con las necesidades de adaptarse a los cambios legislativos, los responsa- bles de seguridad de las compañías de- ben entender, ahora más que nunca, hacia dónde y cómo deben afrontar el camino para cumplir con las exigencias que se les marca. Es aquí donde las empresas de segu- ridad privada jugamos un papel vital para hacer más fácil y entendible dicho camino, pero siempre con responsabili- dad y profesionalidad y sin que el pre- cio final de la solución no se vea seria- mente incrementado. Debemos proporcionar soluciones y conocimientos tecnológicos para la re- solución de todas las necesidades del usuario en el contexto mencionado, de tal manera que los resultados que se obtengan siempre sean los buscados y, por supuesto, bien dimensionados. Pero, ¿qué ocurre cuando no se hace esto? Entonces es probable que se in- curra en lo que podemos denominar “la sobreprotección”. ¿Qué entendemos por sobreprote- ger? La definición correspondiente a este vocablo es proteger demasiado a una persona u objeto, entendiendo Juan Carlos Valdés Dorado/ Director comercial de Saima Seguridad La sobreprotección y el valor de las cosas Los responsables de seguridad de las compañías deben entender hacia dónde y cómo deben afrontar el camino para cumplir con las exigencias
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