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78 SEGURITECNIA Diciembre 2016 IV Jornada de Seguridad Aeroportuaria en consideración una serie de medidas de seguridad. “Ante cifras así, cabe pre- guntarse por qué la aviación civil resulta tan atractiva para los terroristas. Al res- pecto, es obvio que las aerolíneas es- tán estrechamente vinculadas a los Es- tados: atentar contra una aeronave es hacerlo contra un país. También exis- ten motivos económicos: por ejemplo, el derribo del avión de MetroJet en oc- tubre de 2015 originó grandes pérdidas al sector turístico de Egipto. Y no pode- mos olvidar que un ataque aéreo ga- rantiza una gran repercusión mediática a quien lo comete”, argumentó. Sobre las medidas destinadas a evi- tar actos de interferencia ilícita, Cándido Guillén repasó las impulsadas desde 1985 –año en que comenzó a inspec- cionarse el equipaje de mano– hasta el reciendo que, diariamente, 30.000 vue- los ocupan el espacio europeo, un vo- lumen que, obviamente, exige tomar A modo de resumen, el represen- tante de AESA apuntó que “la norma- tiva debe estar basada en un análisis de riesgos para mitigar los residuales que puedan quedarnos a la hora de enfren- tar amenazas concretas”. Objetivo: evolucionar Quien también se ocupó de las políti- cas europeas destinadas a la protección de la aviación civil fue Cándido Guillén . El jefe del departamento de Normativa AVSEC ( Aviation Security , seguridad de la aviación) de AESA reconoció que la misma representa “un tema muy com- plejo” y que “sin una aplicación eficaz de los procesos de seguridad supondría un trabajo en vano”. En primer lugar, Guillén contextualizó el negocio del transporte aéreo escla- Evolución de los equipos detectores de trazas La detección de trazas es un método sencillo y eficaz que permite focalizar la bús- queda e incrementar la seguridad. Con esta concisa definición, Antonio Castro, jefe de Producto de Sistemas de Inspección de Tecosa (Grupo Siemens), inició su ponencia dedicada a la detección de explosivos en instalaciones aeroportuarias. Tras comentar que en la actualidad existen diferentes tipos de sistemas –desde los portales para la inspección de personas hasta equipos de sobremesa y portá- tiles–, Castro explicó el funcionamiento de unos dispositivos que comenzaron a popularizarse en los años noventa del siglo pasado a raíz de la aparición del pio- nero Model 100 desarrollado por Barringer. “Se trataba de equipos muy grandes y pesados, divididos en dos secciones y con unos procedimientos de funciona- miento bastante complejos”, explicó. Con el transcurrir de aquella década, los sistemas de detectores de trazas fueron evolucionando hasta la irrup- ción del Model 400B, que marcó un antes y un después al agrupar dos módulos en un solo equipo –su éxito lo co- rroboran las 14.000 unidades suministradas–. Ya en 2005 apareció el Model 500DT, capaz de detectar trazas de ex- plosivos y narcóticos. Y el año pasado se lanzó el Model 600, objeto de la presentación de Antonio Castro. “Respecto a los dispositivos primigenios, los equipos de hoy en día son más pequeños y han evolucionado en lo relativo al funcionamiento, la operatividad, el mantenimiento, etc. Prácticamente, la mayoría carece de fuentes ra- dioactivas y cuentan con una interfaz muy sencilla. Lo que se persigue es que el operador no tenga que pensar ni interpretar”, observó. De manera más precisa, el experto de Tecosa Siemens indicó que el funcionamiento del Model 600 es muy sen- cillo. “Sólo se requiere una toma de las muestras. A continuación, se introduce un papel específico (frotis) en el equipo y el análisis comienza de forma inmediata. Transcurridos cinco o seis segundos, el sistema dirá si se ha pro- ducido o no una alarma a través de un mensaje de sencilla interpretación para el operador”. Además, Castro destacó que el Model 600 dispone de la conectividad que se requiere actualmente; así, cuenta con puerto USB, impresora integrada, toma de conexión a Internet, etc. Y no menos importante, baterías autóno- mas para poderlo desplazar a cualquier lugar donde su presencia sea necesaria. “En definitiva”, resumió, “el objetivo es que los actuales equipos detectores de trazas sean fácilmente instalables en el entorno aeroportuario. Eso es lo que se pretende”. Antonio Castro (Tecosa) Cándido Guillén (AESA).
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