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36 SEGURITECNIA Abril 2017 Seguridad Corporativa E sta es una historia que quiero compartir con ustedes, y que podría haber tenido otros vi- sos diferentes, según la casuística apli- cable. Estaba realizando una visita de auditoría a un cliente hace unos meses cuando observé que había una obra que se estaba realizando, de la cual no se me había informado en los previos al recabar los datos necesarios para la propia auditoría. Una de las cosas que me llamaron la atención fue que, al observar las se- ñales de emergencia y de evacuación, indicaban vías que estaban bloquea- das por objetos, maquinaria, tablones de madera, etc, y que los usuarios te- nían libre acceso de paso por la men- cionada zona. Para esta circunstancia modificatoria de la probabilidad del in- cremento del riesgo, y por relación de causalidad, generar y causar graves le- siones por el mencionado riesgo y la criticidad no detectada hacia el patri- monio y las personas, no existía, como comprobé posteriormente, ningún plan para minimizar ese incremento. Acto seguido, al reunirme con el res- ponsable del área de las instalaciones que estaba auditando, me comentó que no pasaba nada, que la gente sa- bría interpretar que al estar de obras, si sucediese una emergencia y debiesen de evacuar, sabrían que tendrían que preguntar a algún empleado como po- dría salir a la calle de estas instalacio- nes. Esta respuesta, efectivamente, po- dría refutar válidamente mi opinión so- bre el aumento de la criticidad. Así que aún no convencido de lo que me co- mentaba el responsable, acordé en im- provisar una pequeña encuesta a los usuarios, en la cual la pregunta iba a ser muy sencilla: “¿qué hace usted, si hay un incendio, o por megafonía le piden evacuar y salir de las instalaciones?” El resultado fue que casi el 90 por ciento de los encuestados respondie- ron que lo que seguirían las señales de emergencia y de evacuación (bien porque lo han visto en la televisión en un programa, bien porque les han dado un curso en el instituto de qué hacer ante una situación de emergen- cia, bien por cursos formativos en su empresa). Legislación Cabe recordar en este caso dos artí- culos importantes a tener en cuenta y que nos da la solución ante estos “ol- vidos de la seguridad y la protección”. Primeramente, el artículo 2.1 de la ley 5/2014 de seguridad privada, en la que nos dice que el concepto de la se- guridad privada es “el conjunto de ac- tividades, servicios, funciones y medi- das de seguridad adoptadas, de forma voluntaria u obligatoria, por personas físicas o jurídicas, públicas o privadas, realizadas o prestados por empresas de seguridad, despachos de detectives privados y personal de seguridad pri- vada para hacer frente a actos delibe- rados o riesgos accidentales […]” Y el artículo 16 de la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales, el cual dice que “la acción preventiva en la em- presa se planificará por el empresario a partir de una evaluación inicial de los riesgos para la seguridad y la salud de los trabajadores, que se realizará, con carácter general, teniendo en cuenta la naturaleza de la actividad, y en relación con aquellos que estén expuestos a riesgos especiales. Igual evaluación de- berá hacerse con ocasión de la elección de los equipos de trabajo […] del acon- dicionamiento de los lugares de tra- bajo. […] La evaluación será actualizada cuando cambien las condiciones de tra- bajo y, en todo caso, se someterá a con- sideración y se revisará, si fuera necesa- rio, con ocasión de los daños para la sa- lud que se hayan producido”. Esta historia hace reflexionar que ge- neralmente las empresas, los responsa- bles de seguridad, están preocupados (con motivo, por supuesto) en la ela- boración de planes convergentes y re- silientes para que la actividad se man- tenga en el mismo pulso de seguridad, de productividad y de niveles tolera- bles, aun tras haber sufrido impactos emanados de los riesgos sociales y ac- cidentales. Sin embargo, al pregun- tar sobre estos planes con mis clien- tes, generalmente no tienen o no exis- ten, dejando a delegación del sentido común, planes ante el olvido de lo ex- traordinario, como dejar una puerta cortafuegos sin reparar durante varias semanas, el pequeño hurto sin poner medidas correctoras para que no se agrave la situación, la falta de homo- genización de proveedores, que al fi- nal, pueda producir un descontrol en la evaluación de la calidad y la prepa- ración del personal para hacer frente no solo a las amenazas detectadas, sino a aquellas situaciones extraordi- narias, etc. En conclusión, pensar en que actua- mos de igual forma en situaciones nor- males que en situación de estrés por una emergencia es un error. Y por ello, creo que analizar el olvido de lo ex- traordinario también debe de formar parte del trabajo de la seguridad corpo- rativa, dado que en ocasiones sucede que las pequeñas cosas son las que ha- cen sufrir las grandes pérdidas. S Salvador Fabra Martínez / CEO de SF Consultoría El olvido de lo extraordinario

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