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98 SEGURITECNIA Abril 2017 Artículo Técnico fenómeno, y en consecuencia, por otra, la respuesta preventiva y reactiva dada a un fenómeno que al año se cobra de- cenas de víctimas. El término “tirador activo” es un con- cepto aplicado por las fuerzas de se- guridad a las situaciones en las que se está produciendo un tiroteo. Sin em- bargo, uno de los primeros elemen- tos diferenciadores que nos encontra- mos es que –y a ello nos referimos con el término “activo”– el mismo ataque en curso puede condicionar los pro- tocolos de respuesta y reacción al in- cidente sobre el terreno, exigiendo un mayor grado de adaptabilidad debido a un mayor número de variables im- plicadas. Ello se debe a que, contraria- mente a lo que sucede en crímenes co- munes donde media el uso de la vio- lencia, como el asesinato o la violación (donde el único elemento “activo” es el perpetrador), en los incidentes de ti- radores activos también las fuerzas de seguridad, como primera respuesta, y las propias víctimas –los ciudadanos– tienen la capacidad potencial de condi- cionar el desarrollo hasta su misma con- clusión del incidente conforme tengan lugar sus propias reacciones y actua- ciones a lo largo del mismo. Como punto de partida, definamos el concepto de tirador activo. Se trata de un individuo o grupo implicado ac- tivamente en el asesinato o intento de asesinato de una determinada aglom- eración humana –víctimas/ciudadanos– concentrada en un espacio concreto y limitado, sea espacialmente o por ac- tividad (escuela, lugar de culto, lugar de trabajo, etcétera). Implícita a la pro- pia definición del perpetrador –tirador– se encuentra el uso de armas de fuego, por lo que excluiríamos de la categoría aquellos ataques llevados a cabo con armas blancas, explosivos, armas de for- tuna –como los atropellamientos con camiones que se han repetido en Eu- ropa en la segunda mitad de 2016– o incluso armas no convencionales (NBQR). Por otra parte, si bien hemos limitado el concepto en base al tipo de armas empleadas, la definición es lo suficientemente amplia como para in- cluir una serie de subcategorías que, pese a estar vinculadas, presentan car- acterísticas diferenciadoras en cuanto a los niveles de premeditación e indicrim- inación en la selección de las víctimas. Nos referimos a los asesinatos en masa, y dentro de éstos, los llamados casos de “amok” y “lobos solitarios” de moti- vación terrorista, conceptos ambos que se han introducido en nuestro vocabu- lario específico en los últimos tiempos E l informe del FBI titulado A Study of Active Shooter Inci- dents in the United States bet- ween 2003 and 2013 señala que, entre los años 2000 y 2006, se produjeron 6,4 incidentes que implicaban a tira- dores activos al año, mientras que para el periodo 2007-2014 la cifra se elevaba hasta un 16,4. Lo que popularmente se conoce como tiroteos se está convir- tiendo en un fenómeno mediático pre- sente en nuestros telediarios casi a di- ario y, como si de un efecto contagio se tratase, con una preocupante dis- persión geográfica por todo el mundo. Sin embargo, si las estadísticas son im- portantes, no menos importante es la nomenclatura y especialmente las con- notaciones que asignemos a cada caso, pues de ellas dependen, por una parte, la categorización que hagamos de este David Crevillén C. / CEO de Grupo DC Solutions Hacia una categorización de los tiradores activos

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