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SEGURITECNIA Mayo 2017 25 Seguridad Portuaria ferentes contramedidas a implementar (aquí no hay que olvidar la importan- cia de las medidas “organizativas” que son las que más problemas nos pueden acarrear), siendo todas ellas igual de vá- lidas según los motivos y valoraciones aducidos en cada tipo de análisis. No podemos tratar de tirar abajo to- dos los planes y hacer uno nuevo que valga para todo. Ello no es posible por diversas razones, entre las que desta- carían los fines para los que se hace el plan y el alcance físico de éste, que no es igual para todos. Creo que la solu- ción pasa por cotejar las diferencias, es- pecialmente las organizativas y de ges- tión, y rehacerlas si es necesario para que sean totalmente armónicas. Por supuesto, puede que por distintas ra- zones no se pueda llegar al entendi- miento, por lo que entonces habrá que definir de alguna forma la prevalencia. La prevalencia también puede crear discrepancias, ya que todos los planes – las parejas de planes que habíamos de- finido– se basan en normativas de alto rango, cada una con sus características especiales. Unos planes son consecuen- cia de normativa internacional (SOLAS, Código PBIP o Unión Europea), otros provienen de importantes leyes nacio- nales (protección civil, navegación ma- rítima, prevención de riesgos labora- les, materias peligrosas…) y, por último, pero no menos importante, los que re- sultan de la Ley sobre Protección de In- vos y obedeciendo diferentes manda- tos. Por suerte, algunas de esas personas tendrán una doble o triple gorra en te- mas de seguridad que facilitará en gran manera toda la coordinación necesa- ria. Pero, ¿acaso todos los planes llevan idénticos anexos, con la mismas normas operativas y los mismos procedimien- tos de coordinación con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (FCS) y otros de- partamentos de emergencias? ¿Cuán- tas personas distintas llamarán al mismo tiempo a la Guardia Civil o cualquier otro estamento de las FCS nacionales o autonómicas? ¿Dónde ubicarán el cen- tro de mando? ¿Quién dará la orden de cerrar los accesos y quién dará la orden, al mismo tiempo, de abrir todos los ac- cesos? ¿Quién delimitará el perímetro de seguridad? ¿Quién decidirá cortar el suministro eléctrico a la zona afectada y quién, al mismo tiempo, ordenará la puesta en marcha de los grupos auxilia- res? ¿Quién activará el plan de ciberse- guridad y quién mandará bloquear las lí- neas de datos? ¿Quiénes sabrán que la emergencia está afectando a una pre- sunta infraestructura crítica? Prevalencia Para cada plan se han realizado dis- tintos análisis de riegos con –predeci- blemente– diversos resultados, si no opuestos; al menos no serán idénticos. Se colegirán por tanto diferentes vul- nerabilidades y, consecuentemente, di- Como ya decíamos, dejemos de mo- mento de lado otros planes como los de contingencias ferroviarias, continui- dad y recuperación, Plan Interior Ma- rítimo o gestión medioambiental, en- tre otros. La jerarquización normativa ha facili- tado que estas parejas sean totalmente compatibles entre sí. Y todo ello, a pe- sar de que en algunos casos haya ha- bido que coordinar a administraciones de distinto ámbito y nivel (como son las estatales y autonómicas) o a distin- tos ministerios. Ahora, para lidiar con los seis, no hay necesidad de partir delante de un agobiante folio en blanco para empezar a construir la ansiada armoni- zación. Sabemos lo que queremos con- seguir, que es lo más importante, y hay algunas ideas y herramientas semi-ocul- tas entre la maraña de la prolija norma- tiva que nos pueden ayudar. También sabemos lo que no quere- mos que suceda, aunque nos parezca que lo tenemos controlado, según se desprende de los resultados de nues- tros ejercicios y evaluaciones. En reali- dad, se realizan ejercicios de gestión de emergencias con bastante asiduidad, pero éstos suelen plantearse sobre las premisas de un plan determinado y si- guiendo sus directrices, con un organi- zador claro del ejercicio que sigue un único protocolo de comunicaciones y una cadena de decisiones sin que na- die lo cuestione ni interfiera. En un su- puesto real e imprevisto, nos enfrenta- ríamos a una serie de acciones, transmi- sión de información, petición de apoyo y toma de decisiones iniciales que afec- tarán sin duda a diversas instituciones responsables. En los primeros –y crucia- les– momentos tampoco estará nada claro la causa del incidente: accidente industrial, sabotaje, terrorismo… En es e momento, nos da re - mos cuenta de que tal vez nos deja- mos parte de los deberes sin hacer. Va- rias personas, todas ellas responsables de “su” plan, se pondrán en marcha al mismo tiempo con toda celeridad, tra- tando de gestionar un mismo problema que afecta de alguna manera a todas las partes, aunque sea por distintos moti-
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