Seguritecnia 444

34 SEGURITECNIA Julio - Agosto 2017 Seguridad y Protección contra Incendios cil, pero si queremos hojear las normas, al menos para saber si nos afectan o no, nos encontraremos con 148 nor- mas y un total de 4.328 páginas, cuya lectura, aunque sea en diagonal, nece- sitará un esfuerzo algo mayor. Depende Pero vamos al grano: ¿Cómo va a im- pactar este reglamento en la seguri- dad contra incendios? Si la pregunta es fácil de plantear, la respuesta no es menos sencilla: depende. ¿Tenemos más normas, más técnicos y, en general, más argumentos para que las empresas trabajen mejor? Sin duda, pero nada que no estuviese a disposición de las empresas que han querido trabajar bien y desarrollar su actividad con profesionalidad antes de la aparición del nuevo RIPCI. Entonces, ¿el nuevo RIPCI obligará a trabajar bien a aquellas empresas que no lo hacían? Aunque esta es una buena pregunta –y no porque la haya planteado yo–, la respuesta no es fá- cil, salvo que nos vayamos al tópico de “unas sí, otras no”. Habrá empresas que, con las herramientas del RIPCI, se adapten a la nueva situación y traba- jen correctamente. Puede que algunas abandonen la actividad, por conside- rar excesivos o inasumibles los requisi- tos establecidos y otras, las de siempre, se pasaran el reglamento por donde usted y yo sabemos. El que es pirata, lo es para toda la vida. De estos grupos, el que menos pro- blemas presentará será el formado por las empresas que abandonan la acti- vidad. El grupo formado por las que quieren y saben y el de las que quie- ren y sabrán tampoco deberá plantear complicaciones. El pirata continuará vendiendo papel timbrado mientras haya quien quiera comprárselo. Su evolución dependerá de la capacidad de la administración de controlar a ambos, al comprador y al vendedor de papel. El futuro de este subsector de la protección contra in- cendios dependerá de la amplitud con que se pueda ejercer ese control y del carácter ejemplarizante de las sancio- nes que se impongan. Las comunidades autónomas tienen una ardua tarea por delante, pero el RIPCI en este aspecto ayuda poco. En su disposición adicional única, “Gastos de personal”, recalca: “Las medidas incluidas en esta norma serán atendidas con las dotaciones presupues- tarias ordinarias y no podrán suponer in- cremento de dotaciones ni de retribu- ciones ni de otros gastos de personal”. No parece que vayan a poder hacer más de lo que hacen ahora. Muchos ansiaban el RIPCI como el bálsamo de Fierabrás que pondría or- den en el mercado y devolvería la dig- nidad a los buenos profesionales, pero en mi opinión no es la solución para el sector. Ayudará en la misma medida que eficaces sean los sistemas de con- trol que de su cumplimiento se esta- blezcan. Pero antes de imponer hay que convencer. Hasta que, entre to- dos, no concienciemos a los usuarios finales del peligro de los incendios y de la necesidad de prevenirlos y pro- tegerse, no cambiaremos su actitud. Verá este reglamento y otros simila- res como generadores de gasto y no como un requerimiento lógico adap- tado a su necesidad de protección. S

RkJQdWJsaXNoZXIy MTI4MzQz