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84 SEGURITECNIA Junio 2018 Artículo Técnico serie de riesgos que pueden llevar a pérdidas temporales o permanentes. Distintos procesos históricos, sumado a lo costoso que significa tener perma- nentemente equipos rentados a la es- pera de su activación en emergencias y desastres, ha determinado que exis- tan distintos tipos de equipo para la respuesta ante estos eventos: aquellos totalmente voluntarios (por ejemplo, bomberos de Chile o Perú), sistemas mixtos de voluntarios con rentados (por ejemplo, bomberos de EE. UU. o SA- MUR Madrid) o aquellos donde la ma- yor parte de los equipos son rentados. Sin embargo, y totalmente contrario a lo que instintivamente se puede pensar, el voluntarismo puede afectar por igual tanto a voluntarios como a rentados. El voluntarismo no es una característica vinculada al voluntariado, sino que es una actitud que puede estar presente en personas y organizaciones, y que por su sola presencia, expone a quien los presenta a daños y pérdidas. La ac- titud voluntarista presenta muy bue- nas intenciones y deseos verdaderos de ayudar, pero sin incluir algunos elemen- tos necesarios para el exitoso y seguro cumplimiento de la misión. Algunos de ellos son: Falta de preparación. Un voluntarista no se capacita, no se entrena, no planifica ni se prepara. Simplemente de manera espontánea se “siente llamado” a hacer algo por ayudar a otros, sin saber ciertamente qué hacer. Falta de disciplina, organización y mando. El éxito del trabajo en emergencias y desastres está relacionado también con la capacidad de organización y mando que exista en un equipo. Imagínese que los bomberos llegan a un incendio y cuando lo hacen comienzan a discutir y argumentar por dónde es mejor apa- gar el fuego: “Es mejor por acá porque está cercano a la fuente de agua”; “Es mejor por el otro lado en función del viento reinante”; “Es mejor no apagar el fuego, sino en evacuar ”, mientras tanto el incendio avanza. En la etapa de respuesta el trabajo requiere disci- plina, organización y mando; una vez finalice el evento habrá tiempo para evaluar lo realizado y actualizar los protocolos. Un voluntarista –en cam- bio– hace freelancing, no responde a un orden establecido, no respeta ór- denes, horarios ni sigue jerarquías. Y todo bajo el errado argumento de “soy V oluntariado y voluntarismo no son lo mismo. En tres de sus cinco acepciones la RAE de- fine voluntario como aquella persona que “obra por voluntad espontánea, y no por obligación o deber”. Desde la perspectiva psicológica, podríamos agregar que dicha voluntad está deter- minada por motivaciones, pudiendo ser una de ellas el voluntarismo , la cual es una “actitud que funda sus previsiones más en el deseo de que se cumplan que en las posibilidades reales”1. Esta definición entrama a priori dos conclu- siones importantes. La primera, si el vo- luntarismo es una actitud puede ser perfectamente cambiada a voluntad de quien la presenta. Y la segunda, una ac- titud voluntarista nos aleja de un des- empeño exitoso, exponiéndonos a una El voluntarismo no es una característica vinculada al voluntariado, sino que es una actitud que puede estar presente en personas y organizaciones Los riesgos del voluntarismo en la respuesta a emergencias y desastres Humberto Marín Uribe Ps. Humberto Marín Uribe, PhD.

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