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SEGURITECNIA Junio 2018 85 Artículo Técnico voluntario”, aunque realmente debería decir “soy voluntarista”. Falta de equipamiento : el trabajo en emergencias requiere contar con un equipo adecuado. Por ejemplo, en de- sastres se requiere una capacidad de au- tosuficiencia –al menos– para refugio, alimentación y agua. En muchos desas- tres equipos voluntaristas han llegado a tomarse el agua de los afectados, co- merse su comida y usar sus refugios. Desconocimiento del daño de sus acciones y aquellos riesgos presentes en el área afectada : una adecuada res- puesta requiere conocer y tener algún tipo de relación previa con la zona afec- tada. Requiere interactuar con todos los involucrados en el evento, así como un conocimiento mínimo de la cultura y los riesgos locales presentes. El desconoci- miento de esto puede llevar a la toma de riesgos desmedidos o la aplicación de técnicas dañinas para los afectados. ¿Por qué surge el voluntarismo? Sencillamente existirían varias respues- tas. Por ejemplo, un experto en redes neuronales podría argumentar que nace por activación de las “neuronas espejo”, las que estarían involucradas en emo- ciones de empatía o compasión. Un psi- cólogo social podría decir que el vo- luntarismo surge por “influencia social” cuando una persona siente la necesi- dad de ir –o hacer– lo que otras perso- nas están haciendo. Desde el psicoa- nálisis podríamos comprender el fenó- meno como una “pulsión” llamado furor curandis , la cual –en simple– es un im- pulso difícilmente postergable de ha- cer todo lo posible por ayudar, sin ne- cesariamente saber lo que se hará. Sin embargo, sea cual sea el marco com- prensivo, está claro que el voluntarismo genera grandes condiciones de riesgo, además de ser nefasto para quienes re- ciben la “ayuda”. Ejemplos de ello los podemos encontrar en la respuesta al atentado de las “Torres Gemelas” 2 o en el terremoto de Chile en 2010 3 . Comple- mentariamente, Holguín-Veras describe como han aparecido acciones de volun- tarismo con “la figura” de envío de bie- nes innecesarios a lugares afectados por desastres, al menos desde 1953 4 . ¿Organizaciones voluntaristas, o personas voluntaristas? En realidad ambas. La actitud volunta- rista puede darse tanto en “organizacio- nes de ayuda” como en personas. Para hacer el análisis, la figura 1 muestra dos elementos que caracterizan la respuesta a emergencias y desastres: su nivel de or- ganización previa al evento (instituciona- lización), y su grado de iniciativa para in- tervenir en el evento (espontaneidad). Se describen cuatro grupos, organi- zaciones o tipos predominantes de res- puesta, según se describe: Grupo 1: alta espontaneidad y baja institucionalización. Altísimo riesgo de voluntarismo con ac- ciones temerarias, realizando general- mente intervenciones dañinas para los afectados. Gran parte de la respuesta se basa en “buenas intenciones” e impro- visación, generando muchos “segun- dos desastres”. Recordemos que en el incendio de Valparaíso (Chile, 2014) se tuvo que restringir el acceso de volun- tarios voluntaristas 5 . Hay que reconocer que varias orga- nizaciones que posteriormente se ins- titucionalizaron partieron desde aquí y fueron evolucionando en su madu- rez hasta llegar a mejores niveles de respuesta. Sin embargo, debemos es- tar conscientes que este estadio de desarrollo organizacional/personal no es bueno ni deseable. La recomenda- ción para quienes se encuentren en este grupo es no actuar por su cuenta, sino que vincularse a otra organización idealmente del grupo 3 que describire- mos a continuación. Grupo 2: alta espontaneidad y alta institucionalización. A este grupo pertenecen las organiza- ciones (o personas) que han generado alguna institucionalidad, como forma- ción, normas, procedimientos, etc. Sin embargo, Estos aún no son suficientes pues sigue alta la “espontaneidad” en la activaciòn de su respuesta. Esto es una señal que aún le falta integrarse dentro de un sistema local, regional o nacional de coordinación. Por ejemplo, durante los noventa existían muchas ONG’s que participa- ban en crisis alrededor del mundo. Sin embargo, éstas no estaban coordinadas Figura 1: Clasificación de la respuesta a emergencias desde la caracterización de quienes la realizan.

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