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22 SEGURITECNIA Octubre 2018 Seguridad en Museos Fomento se precipitó dentro del mu- seo junto a un grupo de soldados para intentar parar el avance del fuego, pero sin éxito. “Algunas personas lloraban, otras se precipitaban hacia el edificio, siguiendo a los soldados que llegaban de los próximos cuarteles. Por la puerta central salían algunos hombres arras- trando lienzos –tal vez los de menos valor, los menos interesantes–que habían logrado arrancar de los marcos, cortándolos con cuchillos y navajas”. “Parece que el fuego se inició en uno de los desvanes del edificio, ocupados, como es sabido, a ciencia y paciencia de quien debía evitarlo, por un enjam- bre de empleados y dependientes de la casa”. Pese a estar prohibido, el personal del museo vivía en las instalaciones, sótanos o desvanes, lo que era muy peligroso. El ministro de Fomento, tras la catástrofe, se lamentaba a grandes voces de la dejación de sus predece- sores y sobre cómo había sido aquello posible. Si bien Mariano de Cavia es- taba inventándose el episodio, lo cierto es que en el mes de julio de 1891 se habían producido dos pequeños cona- tos de incendio en la pinacoteca que por suerte no habían sido importantes. Todo esto, presuntamente, sucedía el 24 de noviembre de 1891, y al día siguiente se publicó la información en una de las páginas interiores del dia- rio El Liberal . Por aquel entonces, la ma- quetación de la prensa se solía hacer por el orden de llegada de las informa- ciones, siendo esta la de última hora. “A las dos de la madrugada, cuando ya no nos faltaban para cerrar la presente edición más que las noticias de última hora que suelen recogerse en las ofi- cinas del Gobierno Civil, nos telefone- aban desde este centro oficial con las siguientes palabras siniestras y aterrado- ras: “El Museo del Prado está ardiendo”. La noticia se difundió por todo Ma- drid y la gente comenzó a acercarse E n estos días hemos lamentado un triste suceso que ha dado la vuelta al mundo. Se trata del incendio en el Museo Nacional de Río de Janeiro, ubicado en Parque de Boa Vista (Brasil). En él se han perdido más de 20 millones de obras de arte irrecuperables con un valor incalcula- ble. Es por ello que viene a mi memo- ria lo que ocurrió cuando el Museo del Prado quedó “arrasado por completo” por un incendio similar hace ya más de un siglo. Orson Welles, con su narración ra- diofónica sobre la novela La guerra de los mundos , paralizó Estados Unidos, pero 47 años antes Mariano de Cavia ya había utilizado los medios de co- municación para marcar un antes y un después sobre el poder de los mismos. El 25 de noviembre de 1891, el pe- riodista Mariano de Cavia relataba con tremenda ironía y gran drama- tismo cómo un lamentable accidente provocaba la destrucción del valioso madrileño Museo del Prado en un artí- culo en el diario El Liberal bajo el titular “La catástrofe de anoche: España está de luto. Incendio en el Museo de Pin- turas”. En él relató cómo las llamas con- sumieron el edificio completamente en un terrible incendio que se había pro- ducido la noche anterior en el entonces Real Museo de Pinturas y Esculturas de su Majestad. El museo ardió hasta los cimientos, y con ello las grandes obras que esta- ban en su interior de un gran número de maestros nacionales e internacio- nales de varios siglos, según relataba la crónica. Además, explicaba cómo las lla- mas eran combatidas por el pueblo de Madrid junto con el ejército y el servi- cio de bomberos. El propio ministro de Manuel Martínez / Director del Área de Protección Activa de Tecnifuego El falso incendio del Museo del Prado en 1891 “Hemos inventado una catástrofe... para evitarla”. Mariano de Cavia (1855-1920) Fuente: Biblioteca Nacional de España.
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