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7 SEGURITECNIA Octubre 2018 Editorial “Ser lo que soy, no es nada sin la Seguridad” (Shakespeare) E l papel de la Seguridad Privada se ha puesto en entredicho en los últimos días por parte del Gobierno, especialmente en lo que concierne al cómo debe desempeñar su actividad el sector y qué espacios debe ocupar. Concretamente, el Acuerdo de Presupuestos Generales del Estado 2019 suscrito por el Ejecu- tivo y Unidos Podemos recoge la necesidad de modificar la Ley de Seguridad Ciudadana en varios sentidos, de los cuales uno es la “restricción del ejercicio de funciones públicas por parte de empleados de seguridad pri- vada, en especial, las que se realizan en la vía pública”. Es decir, cuestiona el modelo actual establecido a través de la Ley de Seguridad Privada en el que tiene cabida la participación del sector privado en determinados es- cenarios anteriormente reservados exclusivamente a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Parece necesario re- cordar que esto no significa que la Seguridad Privada desarrolle una la- bor sustitutoria de la acción policial, sino de colaboración y soporte ha- cia esta. Por tanto, el hecho de que se ponga en duda la actuación de los profesionales de este sector en determinados espacios cuestiona el mo- delo de complementariedad. Sin embargo, el sector de la Seguridad Privada ha dado sobradas muestras en los últimos años de su madurez y contribución a la protec- ción de España. Así lo han reflejado documentos de la importancia de la Estrategia de Seguridad Nacional o de la Ley de Seguridad Nacional, para las que la actividad privada forma parte del sistema estatal de seguridad. Lejos de pretender situar al sector privado al nivel de las Fuerzas y Cuer- pos de Seguridad, lo que realmente proporciona ese carácter comple- mentario es la consecución de una mayor eficacia y eficiencia en la segu- ridad colectiva, así como una mejor coordinación de todos los recursos posibles. Estos hechos se han puesto de manifiesto en situaciones co- nocidas –si bien no reconocidas–, como la actuación de los profesiona- les de la seguridad privada durante los atentados del 11-M y en otras mu- chas que escapan a los focos de los medios de comunicación generalistas. La Seguridad Privada es hoy, por tanto, una pieza fundamental del sistema de Seguridad Pública, en el que esta última puede apoyarse ante la falta de recursos o la necesidad de refuerzos. Así lo imponen las nuevas amenazas como el terrorismo yihadista o la ciberdelincuencia, frente a las cuales el sector privado es un aliado necesario (imprescindible, más bien, en la lucha contra los delitos en la Red). Por ello, es preciso huir de visio- nes reduccionistas sobre el papel que desempeña la Seguridad Privada, puesto que además abarca a múltiples actores que contribuyen conjuntamente a la seguridad de todos los españoles. Un claro ejemplo es la protec- ción de las infraestructuras críticas, donde son empresas de naturaleza privada en su mayoría las que asumen la responsabilidad de garantizar su propia seguridad. En definitiva, el entorno obliga a crear esos nuevos espacios de actuación para la Seguridad Privada. Retornar a las limitaciones anteriores devaluaría el modelo actual y los avances producidos al respecto. Mientras se manifiestan estas reticencias sobre el papel de la Seguridad Privada, el sector continúa a la espera del reglamento que desarrolle la ley que regula esta actividad; un paso necesario para actualizar por completo la normativa sobre la materia que se está demorando ya demasiado. Este documento que no termina de apro- barse es el que debe sentar las bases de la actuación de las empresas y profesionales, por lo que sería conve- niente que saliera adelante de una vez por todas, sin dejar de lado las demandas trasladadas por el sector. Pero lo que no parece conveniente es dar marcha atrás y negar que la complementariedad es una necesidad. S La complementariedad es necesaria El sector de la Seguridad Privada ha dado sobradas muestras en los últimos años de su madurez y contribución a la protección de España