Seguritecnia 462

32 SEGURITECNIA Marzo 2019 Ingeniería de Seguridad L a primera acepción de la pala- bra “ingeniería” que hace la RAE es: “conjunto de conocimientos orientados a la invención y utilización de técnicas para el aprovechamiento de los recursos naturales o para la actividad in- dustrial”. Descartando los recursos natu- rales y considerando el diseño y la cons- trucción de edificios dentro de la activi- dad industrial, esta definición encaja con la realidad de la ingeniería contra incen- dios en nuestro país. La base para su de- sarrollo es la “utilización de técnicas” co- nocidas, desarrolladas y contrastadas. No debemos olvidar que el sector de la Protección Contra Incendios (PCI) tiene el gran hándicap de producir ins- talaciones e incluso edificios cuya efi- ciencia en cuanto a protección en la mayoría de los casos no llega a demos- trarse nunca más allá de los conceptos teóricos. Un edificio bien protegido con- tra incendios puede parecerse mucho a otro con numerosas deficiencias en este aspecto, incluso ser tan eficiente como el primero en el día a día. Pero si des- graciadamente se produce un conato, la evolución del incendio será comple- tamente diferente y la seguridad de las personas que ocupan el segundo puede verse seriamente comprometida. Esperar a que ocurra algo para reac- cionar no es la vía adecuada; necesita- mos una correcta concepción, desde el inicio del proyecto, de la seguridad con- tra incendios de los edificios. Es el mo- mento en que el ingeniero de PCI debe participar como uno más del equipo de diseño, trabajando conjuntamente con arquitectos e ingenieros de otras ramas para, conjuntamente, concebir un edifi- cio funcional, eficiente y seguro. El otro concepto de la definición, “con- junto de conocimientos orientados a la invención”, también se da con profusión en la ingeniería de PCI. Por un lado, tene- mos el lógico desarrollo de nuevos pro- ductos y técnicas, en el que los ingenie- ros cobran un papel imprescindible; y por otro los no tan deseables “inventos” que ven en naves y edificios, supuesta- mente para garantizar su seguridad con- tra incendios. Como “nunca pasa nada”, su funcionamiento no se pone a prueba y su eficacia frente al riesgo previsto no dejará de ser una hipótesis cuya demos- tración esperemos que jamás tenga que ser comprobada en un incendio real. En busca del perfil adecuado Pero, ¿por qué ocurre esto? En mi opi- nión, son tres grandes factores los que influyen en la situación actual: la falta de una rama específica de ingeniería en PCI, la dificultad de adquirir experien- cia al funcionar los equipos únicamente en caso de fuego y la obligatoriedad de instalar sistemas que, en demasiadas ocasiones, ni se entienden ni se desean y se consideran un peaje para la obten- ción de la licencia. Ni el Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios vigente (que indica cómo han de ser las empre- sas instaladoras y mantenedoras y cómo tienen que diseñarse las instalaciones de protección activa) ni la guía que lo desa- rrolla utilizan las palabras “ingeniero” o “ingeniería”. Únicamente exige que las empresas tengan un “técnico titulado competente”, sin definir claramente qué es ser competente. Cualquier ingeniero, ingeniero técnico o diplomado en inge- niería, sin tener muy claro en qué ramas, e independientemente de los conoci- mientos y experiencia en la materia de que disponga, podría servir. Por lo tanto, ¿cómo se diferencia a un ingeniero experto en PCI de uno que no lo es? Por un lado, podemos utilizar su currículum como punto de partida. Pero llevar mucho tiempo diseñando instala- ciones no presume que se hagan bien, ya que el retorno que da el tiempo so- bre la idoneidad de las mismas es prácti- camente nulo si no hay un incendio. Por otro lado tenemos la formación. Varias universidades han intentado po- ner en marcha másteres en ingeniería de PCI, pero ninguno de ellos ha triunfado. Otras entidades también han ofrecido formación en este ámbito. Por ejemplo, Cepreven ha impartido cursos para la ca- pacitación de especialistas en PCI desde sus inicios, hace más de 40 años. Habría que trabajar para que los alumnos de grados de ingeniería co- nociesen y se interesasen por el mundo de la PCI, y de esa forma construir un puente hacia los másteres en la mate- ria, o incluso crear un grado de ingenie- ría de PCI, como existe en Gran Bretaña, Suecia, Estados Unidos… Este último, además, exige que los in- genieros de PCI superen un examen de conocimientos para poder ejercer, inde- pendientemente de si ha estudiado in- geniería de PCI o cualquier otra rama. El ingeniero de PCI No obstante, ¿qué es un ingeniero de PCI? La Sociedad de Ingenieros de Pro- tección contra Incendios –asociación in- ternacional cuya misión es “definir, desa- rrollar y promover el uso de las mejores prácticas de ingeniería; ampliar la base de conocimientos científicos y técnicos; y educar a la comunidad global de la se- guridad contra incendios con el fin de reducir el riesgo de incendio”– lo define claramente en su documento Competen- cias técnicas básicas mínimas recomenda- das para la práctica de la ingeniería de pro- tección contra incendios 1 : “un ingeniero de protección contra incendios es un in- Jon Michelena Muguerza / Director general de Cepreven La ingeniería de protección contra incendios

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