Seguritecnia 462
58 SEGURITECNIA Marzo 2019 Opinión María Trepat Cercós / Criminóloga e investigadora privada ‘Broken windows’ y seguridad Es importante imponer y fortalecer unos buenos mecanismos de control y prevención valorando los aspectos que cada zona posee y adaptándolos a esta P hilip Zimbardo, eminente psi- cólogo social y profesor de la Universidad de Standford (Es- tados Unidos), llevó a cabo en 1969 un experimento a partir del cual se desa- rrollaría la posterior teoría criminoló- gica de broken windows o ventanas ro- tas, expuesta por James Q. Wilson y George Kelling. Esta teoría se basa en un ensayo que se realizó en dos distri- tos muy conocidos y heterogéneos en- tre sí: el Bronx (Nueva York) y Palo Alto (California). El primero se trataría de un barrio con pocos recursos y conocido por sus altos índices de criminalidad, especialmente en aquella época; el se- gundo, de una zona próspera y con un bajo nivel de criminalidad. En ambas localizaciones se dispuso un automó- vil estacionado en una de sus calles, en perfecto estado y de iguales carac- terísticas, con la finalidad de observar qué ocurría con ellos. En un comienzo, el aspecto y apa- riencia de ambos vehículos una vez ex- puestos al entorno de cada situación fueron distintos. Así pues, el automó- vil aparcado en las calles del Bronx fue desvalijado y saqueado en pocos días, mientras que el coche situado en la ex- clusiva zona de Palo Alto seguía intacto y como el primer día. Sin embargo, quisieron llegar más le- jos con el experimento y observar qué ocurriría con el vehículo ubicado en la zona más rica si este era expuesto a da- ños y pérdidas visibles. En este sentido, optaron por romper una de las venta- nas del automóvil y registrar los suce- sos que a partir de ese momento em- pezarían a darse. ¿Qué ocurrió? El inicial abandono del automóvil y su dejadez sin que nadie acudiera a repararlo ni cambiarlo de lugar dio paso a la misma cadena de hechos que se produjeron con el vehículo estacionado en el barrio del Bronx: acabó inutilizado. Una vez expuesto el ensayo, lo que la teoría de las ventanas rotas nos viene a explicar es que si encontramos cualquier bien en mal estado, con indi- cios de abandono y despreocupación por parte de su dueño, ello puede des- encadenar en una serie de compor- tamientos en la sociedad, otorgando un claro mensaje: la no reparación de un daño parece conllevar a la impuni- dad total. Salvaguarda y prevención La presente teoría se puede aplicar en muchos y variados ámbitos de nues- tra sociedad, y es así como por medio de un estudio previo se puede impulsar un sistema de salvaguarda y prevención capaz de determinar y resolver aque- llos fallos que tanto a nivel estructural como de seguridad pueden darse en la actualidad, evitando crear distintas for- mas de delincuencia y criminalidad. Lo que más teme la población en su mayoría es poder acabar siendo ob- jeto de ataques furtivos que, especial- mente, suelen darse en zonas en las que la estructura arquitectónica y la lo- calización facilitan la delincuencia. Es- tas localizaciones suelen caracterizarse por ser descuidadas y desordenadas, dando a entender que las puertas a la ilegalidad han sido abiertas y que, por lo tanto, pueden no existir consecuen- cias negativas al respecto. En estos barrios “desordenados”, la sensación de impunidad y de aumento de criminalidad está presente en las personas que habitan en él debido a la degradación de los lugares públi- cos, pero ello no significa que el delito violento esté en auge. Lo que sí que puede acabar sucediendo si no se ata- can las debilidades es que devendrá una zona vulnerable y propensa a este tipo de actos vandálicos, aprovechán- dose de la inseguridad de las personas asiduas a ese lugar y que ya están inti- midadas debido a las condiciones pre- sentes. Es importante imponer y for- talecer unos buenos mecanismos de control y prevención valorando los dis- tintos aspectos que cada zona posee y adaptándolos a esta. Podemos extrapolar la presente teo- ría a cualquier ámbito de nuestra vida diaria: el desorden que acaba impo- niéndose en nuestra mesa de trabajo por la simple dejadez de ir acumu- lando papeles, pósit y bolígrafos; o el coche que acaba por ensuciarse com- pletamente por el hecho de haber ido postergando su limpieza. S
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