Seguritecnia 470

104 SEGURITECNIA Diciembre 2019 Opinión E stoy preocupado, hastiado ante la prodigalidad de noticias par- tidistas, arbitrarias e interesadas difundidas en la mayoría de los medios de comunicación. Cada una de su padre y su madre, como si fuésemos tontos o no tuviésemos bastante con imaginar el panorama que se avecina a no tardar. Al menos, las relaciones familiares nos man- tienen ocupados con sus complejos vai- venes, agradables unos y enojosos otros por aquello del equilibrio doméstico, de probada ayuda para el aprendizaje vi- tal. Ya saben, “no hay bien que por mal no venga”, frase en formato optimista de algo malo que concluye con un resul- tado bueno. Lo cierto es que la mayoría suele quedarse con la paremia pesimista de “no hay mal que por bien no venga”. Al final llegamos a estar hasta el copete de tanto contrasentido; hemos perdido no solo el norte, sino los cuatro puntos cardinales, y la “cosa” sigue, confiemos sea sin secuelas. Algo ocurre en nuestra nación para que los ideólogos de lo políticamente correcto impongan sus criterios sobre cuestiones obvias, catequicen al perso- nal y orienten su conducta. Parece men- tira que la sociedad admita silente, sin crítica, categóricos pensamientos ideo- lógicos aceptados a los que no se puede renunciar sin consecuencias. Desde un punto de vista psicológico el “malo” –así lo fijan modernos estudios de la Univer- sidad de Copenhague– muestra una sin- gularidad con los aspectos más oscuros de la personalidad humana: el egoísmo, la agresividad, el maquiavelismo, con idéntico núcleo, al cual los investigado- res denominan “factor D”. Por lo común, son personas mentirosas, manipulado- ras, crueles, ególatras, carecen de empa- tía o conciencia, si bien ostentan inteli- gencia, carisma, extroversión y encanto; por ello más de uno cae en sus redes. Caín y Abel Estos sujetos suelen padecer un trastorno antisocial de la personalidad, llevan una vida en la cual solo valen sus propias re- glas de comportamiento. Si a alguien le apetece puede echar una ojeada al Gé- nesis y la Torá donde se relata una de las historias más violentas de la humanidad: la muerte de Abel a manos de su her- mano Caín. Según refiere Frederick Ny- meyer en su artículo “Caín: Un Asesino, Un Mentiroso y un Legislador”, es el pri- mer homicida que bajo la cólera de los celos mató a su hermano Abel. Caín es un embustero, Dios le inquiere: dónde está tu hermano. A ello responde: “No lo sé. ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?” (4,9). Caín miente de modo experto, trata de eludir la cues- tión, pero Dios sabe que ha matado a su hermano. Caín contesta preguntando: ¿Tengo que fijarme en mi hermano y sa- ber exactamente dónde está y también tengo que cuidarlo? Dios no le insta so- bre si es el guarda de su hermano, sino de ser el asesino de Abel. Caín miente al dar una impresión falsa, se trata de un asesinato, no el de ser o no responsa- ble de cualquier otro ser humano sobre el planeta. El psicólogo francés Dr. Charles Bau- douin, fue el primero en usar el término “complejo de Caín”, en su libro El alma in- fantil y el psicoanálisis . Dicho trastorno no es más que una proyección del “com- plejo de Edipo”, provocado por la trasfe- rencia al hermano del odio sentido hacia el padre; “los hermanos nacen ya ene- migos”. Víctor Hugo, desde los primeros años de su vida estuvo dominado por el afán de igualar e incluso aventajar a sus hermanos mayores, lo cual da la ra- zón al psicoterapeuta austriaco Adler, cu- yos conceptos básicos son los de carác- ter, complejo de inferioridad y conflicto entre la situación real del individuo y sus aspiraciones, para quien lo que de ver- dad importa es el “instinto de poder”; es decir, ser el primero en todo, en cariño, atención de la madre, inteligencia, tener más juguetes... Por si les interesa, el her- mano mayor de Víctor Hugo se llamaba Abel, ¿curioso, no? Sin entrar en el debate ideológico so- bre conceptos acerca del bien o del mal, quiero pensar que estamos de acuerdo en que matar es la expresión máxima del “mal”, mientras que, por el contra- rio, el respeto, la protección de las leyes y a los individuos lo es del “bien”; eso sí, sujetos a una serie de principios, asumi- dos como valores de vida en una cultura específica. El escritor portugués Pessoa dice: “el bien es un mal necesario”, “sin el bien no habría posibilidad de conviven- cia, sociedad ni cultura”. Entre nosotros, no lo duden, habitan los Caín, individuos de agrios sentimientos, los cuales dejan crecer la enemistad, los celos, la envidia, hasta que aflora y prevalece el odio, el resentimiento. Me pregunto si, aunque solo sea por antagonismo al mal, que no es todo poderoso ni invencible, preexiste el bien; creo que sí, aunque deambule entre nosotros sin bullicio. S Del mal el menos Antonio Ávila Chuliá “El mal siempre prevalece sobre el bien, porque quienes causan mal lo hacen en provecho propio, mientras los que procuran el bien lo hacen en provecho ajeno”. Alberto Vázquez Figueroa

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