Seguritecnia 470

86 SEGURITECNIA Diciembre 2019 Opinión A l finalizar mis estudios de Grado en Seguridad y Con- trol de Riesgos jamás pensé que me adentraría en el mundo de la seguridad laboral, y menos para investi- gar un grave suceso ocurrido hacía cua- renta años en mi ciudad: Las Palmas de Gran Canaria. Pero en abril de 2017 una noticia en la prensa me recordaba nue- vamente el accidente laboral ocurrido en la factoría de pescados de “El Rin- cón”, y, fruto de mi insaciable curiosi- dad, decidí investigar a fondo qué había ocurrido realmente. Aquel 4 de enero de 1979 perdieron la vida 11 trabajado- res por la negligencia, la irresponsabili- dad de los responsables y las inexisten- tes medidas de prevención de riesgos laborales en la empresa. Tras una larga investigación, en oc- tubre de 2018 publiqué mi li- bro Hombres valientes. Relato de la tragedia de El Rincón . Un do- cumento donde cuento los he- chos con rigor, pero sobre todo con sentimiento. La conservera La empresa familiar Hijos de Án- gel Ojeda se dedicaba, entre otros, a la fabricación y compra- venta de conservas, harinas de pescados, arrendamiento de bu- ques, etc., todo ello relacionado con la industria pesquera. En 1979 la sociedad tenía en la zona conocida como “El Rincón” una factoría de conservas que contaba con 233 empleados. Por aquel entonces la norma- tiva permitía que los desechos y subproductos del pescado que no se aprovechaban en el pro- ceso productivo se arrojaran al mar y en esta factoría; esto se hacía mediante unos canales que vertían ta- les desechos desde la nave principal a un colector subterráneo que trascu- rría junto a otra estancia o sótano pro- piedad de la factoría y que en años an- teriores se había utilizado como fá- brica y almacenamiento de hielo. Y fue en esta estancia donde encontraron la muerte los trabajadores. El accidente La génesis de la tragedia vendría ori- ginada por la orientación de la ‘boca’ de salida del emisario submarino por donde se evacuaban los desechos al mar, la cual se obstruía con sedimen- tos que la marea arrastraba con cada marejada que había en la costa. Cada vez que este emisario se obstruía, la red general de vertidos de la facto- ría quedaba inutilizada, puesto que se producía el llenado involuntario del colector principal con las aguas resi- duales que provenían de la factoría y, según parece, también del colector municipal. Esta anomalía provocaba a su vez el rebosamiento de los sumide- ros de las cámaras frigoríficas y los pa- sillos del sótano de la fábrica de hielo, dando como resultado la inundación de la misma con agua y desperdicios orgánicos arrastrados por esta. Con- traviniendo las medidas más elemen- tales de seguridad, cada vez que esto ocurría trabajadores de la empresa de- bían bajar al sótano y desatascar estos sumideros carentes de medios o pro- tecciones adecuadas para esta tarea, como se demostraría en los juicios. Con estas condiciones, aproxi- madamente en el verano de 1978 y tras varios episodios de inundaciones, la empresa deci- dió realizar obras de acondicio- namiento en el sótano para dis- poner de dos espacios separa- dos y, en caso de inundación, poder utilizar al menos uno de ellos. Para ello construyó un muro de un metro de altura en el interior de la estancia. Pero en los últimos días de ese año se produjo una nueva inundación del sótano de más de un me- tro de altura, lo que provocó que se anegaran los dos espacios. En esta ocasión, dado que eran días de fiestas navideñas, no hubo actividad en la factoría y no se trabajó en su evacuación. Así las cosas, el 4 de enero de 1979 el sótano ya llevaba varios días inundado, y las aguas so- Aarón Martín Marrero Gestor de Seguridad y Emergencias en la Unidad Técnica de Seguridad y Emergencias del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria Enero de 1979: muerte en la conservera

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