Seguritecnia 472
188 SEGURITECNIA Febrero 2020 Opinión E n la cadena de medidas que adopta un usuario para lograr protección, es de suma impor- tancia contar con el eslabón de una central receptora de alarmas (CRA) que pueda demostrarle, a priori , que presta servicios de calidad contrastada. La misión de una CRA cobra vital tras- cendencia cuando llega el momento de la verdad: cuando hay que reaccio- nar ante una señal de alarma motivada por un incidente o ataque real. Toda la inversión y el esfuerzo realizado por el usuario para contar con un buen sis- tema de seguridad –bien para prote- gerse ante riesgos de origen acciden- tal (incendio, fuga de gas, inundación, fallos técnicos, etc.) o intencionado (in- trusión, atraco...)–, no habrá servido de nada si quien debe desencadenar la re- acción para evitar o minimizar el daño (la CRA) no lleva a cabo una actuación diligente. Para obtener una alta probabilidad de actuación diligente llegado ese mo- mento crucial, se precisa que toda ac- tuación se tramite habitualmente con máxima diligencia. Pero esto solo se puede conseguir haciendo que la ra- pidez y la calidad de actuación sean la norma, no la excepción. Son pocos los incidentes reales que tramita una CRA en comparación cuan- titativa con los cientos de miles de se- ñales y alarmas que gestiona y que no lo son. Sin embargo, son estas pocas ocasiones la principal razón de ser de su existencia; los momentos donde no puede fallar. Salvando las distancias, es lo mismo que ocurre con otros colectivos pro- fesionales públicos o privados dedica- dos a la atención de emergencias (mé- dicos, bomberos, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado...): una ingente in- versión en medios estructurales, técni- cos y humanos en entrenamiento cons- tante para intentar garantizar la máxima eficiencia cuando se precise su actua- ción. Porque, llegado ese momento, no se puede fallar. No obstante, al contrario de lo que sucede con productos y servicios en otros ámbitos, al usuario que pretende contratar una buena CRA no le resulta fácil encontrar las mejores opciones dis- ponibles por calidad. La mayoría de las aproximadamente 150 empresas habi- litadas para desempeñar la actividad son desconocidas entre los potencia- les usuarios. Solo un puñado tiene mar- cas reconocidas entre el público gene- ral: aquellas que normalmente publici- tan propuestas para la venta masiva de kits de alarmas de intrusión preconfigu- rados con conexión a su propia CRA. Nivel de servicio Pero en este sector, tener una marca re- conocida no significa necesariamente prestar un excelente nivel de servicio. Al igual que ocurre en otros sectores, y el mundo de las CRA no es una excep- ción, muchas veces la masificación de clientes casa mal con la prestación de servicios personalizados de alta calidad. El usuario también puede optar por contratar el servicio de CRA con una empresa desconocida buscándola a puerta fría, normalmente apoyándose en Internet. O simplemente porque se la aconseje otro usuario contento o el instalador o mantenedor del sistema de seguridad en el que confía. Pero este camino tampoco conlleva necesa- riamente una garantía previa de buen servicio. En una CRA, como en la mayoría de los ámbitos profesionales, el compro- miso con la calidad se basa en gran José Ramón Becerra Fiaño / Director gerente de Grupo On Seguridad ¿Cómo puede reconocerse la calidad de servicio de una CRA antes de contratarla?
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