Seguritecnia 475

SEGURITECNIA Mayo 2020 19 Tribuna de opinión También es cierto que el resto de aliados de unos y de otros varía en función de múltiples factores. Un em- pleado de una gran superficie y un camarero no ven las mismas ventajas en que se les pague en efectivo, por ejemplo. Este tema, el de beneficia- dos o perjudicados según el medio de pago si éste no fuera de libre elección, se merece un mayor desarrollo; el cual ha esbozado recientemente el Obser- vatorio Sectorial de la Seguridad Pri- vada en su último comunicado. Pagos y estado de alarma Hasta aquí, aunque a unos nos guste menos que a otros, todo explicable. Lo que no tiene explicación alguna es lo que está pasando respecto a los me- dios de pago durante los días trans- curridos desde el inicio del estado de alarma. Parece como si alguien quisiera convertir la tarjeta en el héroe del CO- VID-19, y que para ello necesitara iden- tificar a un villano y criminalizarlo, y qué mejor que el pago en efectivo. Normalmente, se refuerza el objetivo dando como ciertos hechos que distan mucho de la realidad, pensando que si se repite muchas veces una opinión en los medios, ésta acabará convirtién- dose en una verdad irrefutable. Una buena parte de los ingresos de las entidades financieras viene por el cobro de comisiones por el uso de la tarjeta, y por parte tanto de particulares como de comercios. Los primeros podrían pa- gar al banco una comisión anual por mantenimiento e intereses si aplazas los pagos (el acceso al crédito automá- tico es uno de los principales móviles para su uso frente al efectivo), y los se- gundos pagan comisiones por transac- ciones realizadas en TPV por compras utilizando tarjetas. Concretamente han pagado más de 660 millones de euros, según el último dato anual disponible. Está clara la preferencia para que sus clientes utilicen este medio de pago, la tarjeta, y no el efectivo, porque les es mucho más rentable. De hecho, a al- gunos no les gusta ni manejar ni te- ner dinero del cliente en su cuenta co- rriente, porque cuando vas a disponer te suelen remitir al cajero automático (buen ejemplo empírico y visual sería el del día de cobro de pensiones). Y si lo depositas en una cuenta corriente te cobran comisiones, cuando no hace mucho nos pagaban intereses por ha- bérselo prestado. Nada que objetar, un negocio no es una ONG, y siempre se tiene la alternativa de guardarlo en casa en una cajita fuerte. rrir (ni se permitiría, obviamente), por ejemplo, conseguir un desahucio de- moliendo el edificio completo, parece que no extraña que se pudiera aca- bar con el transporte de fondos elimi- nando el efectivo; esto es, dificultando cada vez más que se utilice como me- dio de pago. Por cierto, el efectivo es el único me- dio público, porque recordemos que, sin él, lo que quedaría es que los siste- mas de pago estarían totalmente pri- vatizados y en manos de grandes em- presas. Tema para nada baladí y que merecería una reflexión adicional en otro momento. La actividad del transporte es pio- nera entre las que dieron vida a este sector hace ya muchos años. Poco conocida en general, se ha ido rein- ventando. Ya no solo se transporta el efectivo, se gestiona. Entre otras mu- chas funciones, se efectúa diariamente su cuadre para aquellos clientes cuya actividad principal es vender y mini- mizar el tiempo destinado a otras ac- tividades administrativas, se almacena, se destruyen los billetes deteriorados y se sustituyen por nuevos, se detec- tan los falsos y se informa a quien co- rresponde aprovechando la trazabi- lidad que soporta estos procesos, se abastecen y mantienen los cajeros au- tomáticos… Las grandes multinacionales que de- fienden sus tarjetas como el mejor sis- tema de pago llevan años intentando ganarle terreno a las compañías que gestionan el efectivo. Una competen- cia en buena lid y donde finalmente los usuarios decidían libremente según sus preferencias, móviles de actuación y posibilidades. Porque, tengamos pre- sente que no a todas las personas que querrían utilizar una tarjeta en lugar de efectivo se les concede automática- mente en cuanto la piden. Desgraciada y esperemos que también provisional- mente es un colectivo cada vez más numeroso, por motivos en los que no hace falta abundar. Es cierto que esas grandes multina- cionales han tenido grandes aliados, como la Banca, pero tiene su lógica.

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