Seguritecnia 475
20 SEGURITECNIA Mayo 2020 Tribuna de opinión cumentación donde se verifica cómo múltiples organismos internaciona- les (entre otros, la propia Organización Mundial de la Salud o el Banco Central Europeo) estaban reiterando que, con las adecuadas medidas de higiene, el uso del dinero no conlleva un mayor riesgo de contagio que otros materia- les, como el plástico de la tarjeta o el pomo de una puerta, acompañando múltiples argumentos técnicos y cien- tíficos que soportan sobradamente esta aseveración. Lamentablemente, la labor didáctica y de comunicación todavía no ha sido suficiente, ni la nuestra ni la de mu- chos articulistas expertos. Sin ir más lejos, la última publicación, muy re- ciente, del Instituto Coordendas de go- bernanza y economía aplicada. Sin variación alguna, empiezan los procesos de desescalada y la recomen- dación de discriminar negativamente el uso del efectivo sigue vigente, sin tener todavía un solo argumento téc- nico o científico que lo justifique. ¿Blanco y en botella? Esperemos que no haya que estar atentos para asegu- rar una competencia leal en beneficio del usuario, donde prime su libertad de elección dentro de un marco legal y no quepan recomendaciones coer- citivas. De momento, lo que estamos observando es que se repone bastante más efectivo que el que se recoge y que empiezan a producirse colas en los cajeros para retirar en efectivo los pagos derivados de la aplicación de los ERTE, cuando antes solo hacían cola los pensionistas el día del pago de su pensión. Por algo será. Considerando que se trata de un error de entendimiento, simplemente eso, se empezó a realizar una acción di- dáctica de información en sentido con- trario, transmitida mediante diversos medios (comunicados, artículos, carta dirigidas a los interlocutores oficiales…). Tras una cantidad ingente de ges- tiones en diversos ámbitos, se logró permutar la pena de muerte del pago en efectivo (su prohibición de uso) por una pena menor; esto es, una re- comendación de que se minimice el pago en efectivo. Pero de nuevo, sin mayores explicaciones; es decir, como comentaba antes, “aceptar pulpo como animal de compañía” para, por lo menos, poder seguir jugando. Recomendación sin fundamento Finalmente se publica la Orden SND/2020/399 (artículo 6.6), aprobada por el Ministerio de Sanidad, en la que se recomienda textualmente “evitar, en la medida de lo posible, la utiliza- ción del efectivo”. De esta manera, lo discrimina del resto de medios de pago al seguir presuponiendo, pese a las múltiples explicaciones y docu- mentación que facilitamos, que éste favorece (además solo él) la expansión del COVID-19, porque no se nos ocurre otro motivo. Para evitar males mayores y que esta recomendación sin fundamento técnico alguno se trasladara especí- ficamente a los distintos sectores de actividad (medidas específicas de hi- giene en restaurantes, hoteles, comer- cios...), se remitió también a los dis- tintos legisladores autonómicos do- En la prensa reciente nos encontra- mos con “perlas” del tipo: “el efectivo es la pareja de baile perfecta de las bol- sas de dinero sin declarar o de la econo- mía sumergida”, “íbamos poco a poco ganándole puntos y de repente hemos dado un salto de años”, “ese comporta- miento de pagar con tarjeta y evitar el efectivo se va a quedar”, “durante el con- finamiento, en las transacciones que se hacían físicamente, la gente ha preferido pagar con tarjeta y con contactless ” (¿ha- bía otra alternativa?, ¿se hacía siguiendo alguna recomendación para que así fuera en la desescalada por parte de or- ganismos oficiales?, ¿con alguna base hi- giénico-sanitaria probada?) o, entre otras, “pagar en efectivo es una incertidumbre total y absoluta” (sin comentarios). Los defensores del efectivo siempre lo han definido como un medio “com- plementario” de pago, han dado argu- mentos para justificar su pervivencia con otros sistemas, han explicado las ventajas que tiene su uso por simple observación de los motivos que mue- ven a sus usuarios, han entendido nor- mal e incluso beneficioso para la eco- nomía que haya una diversificación de sistemas de pago y nunca han caído en la tentación de divulgar las des- ventajas, inconvenientes y riesgos que conlleva utilizar otros medios de pago distintos del efectivo. Lo anormal es que el uso de la tarjeta o el móvil estén tardado tanto en incrementar su cuota de mercado, a pesar de los avances tecnológicos y de su puesta masiva a disposición de los posibles usuarios. Sin embargo, las empresas de tran- sacciones electrónicas actúan como un medio de pago “alternativo”, y por tanto en guerra continua con cualquier otro medio de pago que no se en- cuentre en su cartera de productos. En definitiva, una estrategia de “exclusión”. Con el COVID-19, de repente, se nos cuenta por todos los medios de di- fusión posible, de forma reiterativa y hasta cansina, que poco menos que uno de los culpables de la expansión de la pandemia es el billete y las mo- nedas de curso legal, y que el uso de la tarjeta es lo más recomendable. Las empresas de transacciones electrónicas actúan como un medio de pago “alternativo”; por tanto, están en guerra con cualquier otro medio “complementario” que no esté en su cartera de productos
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