Seguritecnia 475
SEGURITECNIA Mayo 2020 63 La calamitosa situación que padece- mos, que está provocando la pérdida de decenas de miles de vidas, además de abocarnos a una crisis económica sin precedentes, provocará cambios socia- les en todas direcciones, de forma que será muy difícil, si no imposible, recupe- rar nuestro estilo de vida anterior. Por mi parte, en materia de seguridad y gestión de crisis, doy por buena esta lección si realmente aprendemos lo suficiente para mejorar algunas ineficiencias que han acentuado nuestra debilidad. A la vista del impacto de esta crisis, mal haríamos en no reflexionar sobre algunos hechos que nos precipitaron directamente a la tragedia, o simple- mente dificultaron una reacción ágil y oportuna. Me refiero al ámbito interno, porque, más allá de los errores de otros, conviene poner el foco en nuestras in- eficiencias para corregirlas y cuando el problema vuelva, que volverá, bajo esta u otra fórmula, estemos en condiciones de responder adecuadamente. Lo con- trario sería hacerse trampas en el solita- rio y ya sabemos la calificación que me- rece este tipo de jugador. Ciertamente ha habido y habrá múl- tiples ocasiones para la reflexión pro- funda, pero, en este caso, los miles de españoles muertos que podrían ha- berse evitado reclaman, aunque sea suficientes garantías de éxito las res- ponsabilidades que se aproximaban. Aprender y mejorar Es cierto que nuestro complejo sistema administrativo no facilita la unidad de acción, elemento indispensable para hacer frente a crisis de esta naturaleza; pero, conociendo esta debilidad, los planes que contengan los mecanismos necesarios para una correcta transfe- rencia de responsabilidades, o al me- nos para conseguir una coordinación reforzada de los diferentes responsa- bles, deben estar siempre actualizados y dispuestos, así como los catálogos de recursos disponibles que permitirán evaluar acertadamente las necesidades. La obviedad es que, para conseguir unos mecanismos de respuesta adecua- dos a este nivel de exigencia, se requiere una Administración mucho más profe- sionalizada y eficiente que la que tene- mos. La fatalidad ha querido que, una vez más, la tragedia nos golpee en un momento de cambio que incrementa nuestra vulnerabilidad: un gobierno no- vedoso que acaba de asumir sus respon- sabilidades, que centra sus objetivos en el ámbito de la acción política y sin tener a punto los resortes necesarios para asu- mir con garantías la gestión de una crisis de estas proporciones. desde el sureste asiático. En él se recoge desde una evaluación del riesgo las fa- ses a considerar y los criterios para el cambio de fase, además de desarrollar la estructura organizativa y de coordi- nación que constituye la clave de la res- puesta. Igualmente, se incluyen proce- dimientos de todo orden y hasta pla- nes de continuidad para las empresas afectadas. Es evidente que un instrumento tan completo, referido además a una si- tuación muy semejante a la que ahora padecemos en términos de previsio- nes, debió servir de guía a las autorida- des para implementar acciones frente a la pandemia que venía. En este sen- tido, no puede olvidarse que el 31 de diciembre de 2019 China informo a la OMS de la detección en Wuhan de ca- sos de neumonía de causa descono- cida. Tras un mes de informaciones alar- mantes sobre la evolución de la situa- ción en China, que evidenciaban su gravedad, la OMS declaró la Emergen- cia de Salud Pública por el brote del coronavirus (conocido hasta entonces como 2019-nCoV) el 30 de enero, justo cuando empezaron a detectarse los pri- meros casos en Italia . En definitiva, existían suficientes medidas de anticipación que, de ha- berse cumplido en todos sus térmi- nos, habrían limitado exponencial- mente el impacto de la crisis del CO- VID 19. Desde que aparece el primer caso en China, a primeros de diciem- bre, hasta que llega a Italia a finales de enero y, especialmente, a la vista de su evolución en ese país, se acu- mulan suficientes datos sobre su gra- vedad y extraordinaria capacidad de propagación como para haber puesto en marcha cualquiera de los mecanis- mos de protección previstos. El hecho de no hacerlo indica, primero, una falta de liderazgo en aquellos a quienes co- rrespondía su puesta en marcha, y se- gundo, una falta de responsabilidad por no dar continuidad a la labor legis- lativa de anticipación ya efectuada, lle- vando a la práctica los planes previstos y adoptando las medidas necesarias para poder asumir en tiempo útil y con Lucha contra el Covid-19
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