Seguritecnia 477
74 SEGURITECNIA Julio-Agosto 2020 Opinión C ontemplo mi entorno desco- razonado, confuso. Estamos ante una pandemia que azota a la humanidad, suceso de proporcio- nes enormes. Si retrocedo unos meses, me siento un necio por el modo como se ha tratado el “caso” en determinados medios de comunicación, eludiendo el problema con desprecio a la inteligen- cia del lector, oyente radiofónico o es- pectador televisivo, sin faltar al “juego” los integrantes del Gobierno e irrespon- sables varios, desoyendo las adverten- cias de la Organización Mundial de la Salud. El cuadro ha sido desolador. Confi- namiento forzoso, con interminables caminatas por el pasillo hogareño sin controles. En la televisión, estadísticas diarias de muerte sin filiación, engaño informativo, salvo honrosas excepcio- nes. Carencia de recursos en los colec- tivos que se juegan la vida para intentar sanar la nuestra. Mala gestión Mala e ineficaz gestión. Jamás se debe dejar de fabricar las necesidades básicas de un país en manos extranjeras. Eso sí, muy pronto nuestros gobernantes se afanan en buscar a quién echar la culpa de su negligencia. Si pienso en el impredecible futuro, sé que la política influye en la econo- mía. El saldo resulta deprimente ante las nulas medidas válidas adoptadas, socia- les y económicas, necesarias para miti- gar los efectos de una crisis en puertas, la cual por desgracia siempre se pro- paga a los colectivos más vulnerables. Parece pura ficción. Apenas han transcurrido unas fechas. La ciudad en pleno se hallaba dispuesta para cele- brar la fiesta grande de los valencianos, a la espera de culminar la misma el día de San José con la “Cremá”. Preparados durante todo el año, asistía el personal a las “mascletás” de la plaza del Ayun- tamiento, permanecían la mayoría de las calles cortadas al tráfico, acondicio- nados los bares, casetas, puestos, tien- das, restaurantes… atiborrados de un gentío alegre y jaranero. Poco después la ciudad permanecía desierta, en silen- cio, apenas perturbada por la escasa cir- culación del transporte público, servi- cios de emergencia, tañer de campanas o sirenas policiales… Nada que ver con la bulliciosa, musical y estruendosa cul- tura del ruido protagonista de la Valen- cia de mis amores. Recordaba, de una estancia en Esta- dos Unidos, en concreto en la localidad Antonio Ávila Chuliá España enferma “¿Puede haber en el mundo algo más despreciable que la elocuencia de un hom- bre que no dice la verdad?” Thomas Carlyle
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