Seguritecnia 477

SEGURITECNIA Julio-Agosto 2020 75 Opinión de New Hampshire, cómo sus vehícu- los lucían en las placas de matrícula la inscripción “vive libre o muere”. Ahora, para sobrevivir, renunciamos a la liber- tad. Paradojas de la vida. Menos mal que, como dijo Flaubert, “escribir es una manera de vivir”. El cólera En mi infancia visitaba casi a diario a mi tía Rosario, en la calle San Roque del Ca- bañal. Efusiva, solía contarme relatos pa- sados. Le halagaba verme atento, con la boca abierta, ante sus relatos de conta- gios masivos y epidemias acaecidas en la Valencia de aquellos tiempos que da- ñaron de manera grave a su demogra- fía. El cólera se llevó por delante a más de 20.000 personas; una vez desapare- cida la peste bubónica a principios del siglo XVIII, entraron en acción la viruela y las fiebres tercianas. A principios del XIX hubo brotes de fiebre amarilla. Pero sin duda, el cólera fue el causante de los estragos sufridos entre 1854 y 1890. La gente no disponía de otro remedio que aclamar a Dios y a los Santos. En parti- cular, a San Roque, cuya festividad sigue celebrándose en muchas localidades valencianas el 16 de agosto. Han transcurrido muchos años de buen vivir. Nos hemos acostumbrado a ello, a disfrutar de una prolongada ve- jez, a disponer de modernos medios técnicos e informáticos, a pasear por las calles con plena seguridad. Si lo desea- mos, nos sirven la comida o alimentos a domicilio. Pese a ello, nos quejamos. Todo va mal, con olvido de que hace cien años nuestros ancestros sufrieron el contagio en la creencia que en la vida volvería a ocurrir algo semejante. Nuestras cabezas penden del CO- VID-19. Hemos entrado en pánico, sobre todo los mayores. Nos damos cuenta de nuestra fragilidad, mientras aflora la soberbia del miedo al fracaso en nues- tros dirigentes. Al menos eso cree- mos. Arrogantes e incapaces deberán aprender la lección de la imprevisión en sus propias carnes, olvidar el marke- ting. Ningún beneficio se logra ante la muerte. Se debe recapitular y relegar nepotismos e intereses espurios en las comunicaciones, o ensoñaciones vanas. Aunque España está enferma, in- mersa en la mayor crisis de su historia, no solo sanitaria, es un paciente que cuenta con gran parte del pueblo es- pañol. Permanece en sano refugio, sin miedo, alerta. Tengamos paciencia, res- peto, certidumbre en la capacidad de nuestros sanitarios, profesionales y téc- nicos. Juntos hemos de lograr salir. En marcha hay proyectos solidarios para combatir la crisis económica. Asi- mismo, multitud de empresas facilitan sus expertos para resolver mil y una cuestiones al ciudadano corriente, de manera telemática o por teléfono... En definitiva, una sociedad puesta en pie y resuelta. Ya vendrá el momento de pe- dir responsabilidades ante quien corres- ponda. Suerte y mucho ánimo. Aunque España está inmersa en la mayor crisis de su historia, no solo sanitaria, es un paciente que cuenta con gran parte del pueblo español

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