Seguritecnia 493
Así opinan APICI representa, desde 1997, el foro co- mún de información, formación y debate para los profesionales de la ingeniería de protección contra incendios (PCI). Somos el interlocutor del colectivo, las instituciones y el sector, impulsado las buenas prácticas y la ética. En dos ejercicios de actividad ralenti- zada por el COVID-19, APICI ha trabajado en el Consejo Técnico Asesor de Segu- ritecnia y en el Comité Organizador del SICUR 2022, comités normativos y estu- dios como la situación de las envolven- tes en las edificaciones industriales que se presentará en la mencionada feria. En 2022 comenzamos la participación activa en SICUR con el estand de APICI, que seguirá siendo el lugar de encuentro de los ingenieros de PCI y con la coordi- nación de la sesión “Innovación y nue- vos retos en PCI” del Foro SICUR. APICI trabaja en repotenciar su Junta Directiva con la incorporación de pro- fesionales relevantes del sector y de jóvenes asentados profesionalmente. La junta renovada trabajara colegiadamen- te en el Plan Estratégico de la asociación para el periodo 2022-2025 que, bajos los principios fundacionales, modernice e impulse su actividad. El XI Congreso Internacional de Segu- ridad Contraincendios de APICI, que es el evento más consolidado del sector a nivel nacional e internacional en materia de ingeniería de PCI, se celebrará en Ma- drid, en otoño de este año. “Somos interlocutor del colectivo de ingenieros de PCI” A urelio R ojo P residente de APICI La figura del guarda rural, y a mayores sus especialidades de guarda de caza y el guardapescas marítimo, es una rara avis en Europa que, a pesar de lo ‘verde’ y comprometida con el medioambiente que está, solo se da en España. Aquí asistimos a un movimiento del medio rural: la España vaciada (o como dicen vacilada). El ataque frontal a la caza, los toros y muchas de las actividades agrícola-ganaderas, las tradiciones o las normativas sobre “mascotas, semovien- tes o empleados no humanos” (que no- sotros solemos llamar animales) hacen que la brecha entre el ager y lo urbano se acentúe. Durante más de 25 años, los guardas hemos venido explicando a los interlo- cutores de la Administración que gran parte de nosotros servíamos en una rea- lidad distinta de la que hoy se quiere ha- cer oír en las urbes. Una realidad que o no supimos transmitir o no nos quisieron “comprar”, y por lo tanto hoy se plantea un futuro para el que no estamos debi- damente regulados. Somos población en un desierto hu- mano. Unos empleos que ineludible- mente deben aumentar en cantidad y calidad, aunque solo sea para poder regular y controlar ese aluvión de visitas, de buen y de mal fin, que se producen en la naturaleza, dada la imposibilidad real de la Administración para adecuar un número de funcionarios acorde con la necesidad de cada momento. “Los guardas rurales no estamos debidamente regulados” R aúl B eltrán P residente de G uarderio / Enero-Febrero 2022 35
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