Seguritecnia 493

A vista de / Enero-Febrero 2022 72 terla y la unidad de acción en la ejecu- ción. Esas son algunas de las lecciones aprendidas en la crisis por la pandemia. Por otra parte, la idea de crear una reserva estratégica basada en capacida- des nacionales de producción industrial, más que un apunte para la Estrategia es una necesidad largo tiempo reclamada. No olvidemos que la Ley 36/2015, de Seguridad Nacional, formulaba un man- dato legislativo (sin éxito) al Gobierno para que, en el plazo de un año desde la entrada en vigor de dicha ley, remitiera al Congreso de los Diputados un proyec- to de ley reguladora de la preparación y disposición de la contribución de recur- sos a la Seguridad Nacional. De hecho, el Anteproyecto de Ley de Modificación de la Ley 36/2015, actualmente en trá- mite de información y audiencia pública incluye directamente esa cuestión. En cuanto al segundo eje, “una Es- paña que promueve la prosperidad y el bienestar de los ciudadanos”, y por lo que se refiere a la seguridad de los espa- cios comunes globales, particularmente, en el ciberespacio, se activa la línea de acción 17: “Avanzar en la integración del modelo de gobernanza de la cibersegu- ridad en el marco del Sistema de Segu- ridad Nacional”. Es indudable el acierto de esta previsión, que debe descender del nivel estratégico para conformar un modelo integral de seguridad en el que se garantice una gobernanza común de las diferentes áreas de seguridad de las organizaciones, para evitar la formación de silos que, impidiendo sumar y coordi- nar acciones, favorecen la aparición de vulnerabilidades. Respecto a la ordenación de flujos mi- gratorios, se hace un llamamiento a la inclusión de los migrantes como vector fundamental para lograr una sociedad más próspera, cohesionada y resiliente. Para la consecución de este objetivo, la Estrategia ve necesario establecer polí- ticas públicas dirigidas a erradicar cual- quier forma de discriminación, racismo o xenofobia. Este loable objetivo saldría re- forzado si se distinguiera entre inmigra- ción legal e ilegal, como ya se hace en el capítulo 3 al tratar de las injerencias desde el exterior. En definitiva, es innegable la opor- tunidad de revisar la Estrategia de Se- guridad Nacional y conforta ver que se hace desde un análisis profundo de las lecciones aprendidas con la pandemia. Ni siquiera desvirtúan esta oportunidad los sesgos ideológicos incorporados, aunque puedan restarle credibilidad en algún momento. Como siempre, la relevancia de este instru- mento vendrá dada por la capacidad de los poderes públicos de poner en mar- cha acciones concretas para materiali- zar sus previsiones. Los mecanismos de actualización y los procesos de toma de decisiones deben agilizarse para evitar situaciones como la actual, en la que se mantiene un ele- vado nivel de alerta (4, en una escala de 5) desde junio de 2015, induciendo des- interés a todos los niveles. En el primer eje, “proteger la vida de las personas y sus derechos y libertades, así como el orden constitucional”, se plantea la novedad del establecimiento de acciones concretas, como implantar un sistema de alerta temprana sobre una base tecnológica, que proporcione indicadores para todos los ámbitos de la Seguridad Nacional, o la preparación de planes de respuesta para determinados escenarios. En este sentido, conviene te- ner en cuenta que el éxito de la gestión de crisis no radica sólo en la planifica- ción, sino en el liderazgo para acome- La relevancia de la Estrategia vendrá dada por la capacidad de poner en marcha acciones concretas para materializar sus previsiones

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