Seguritecnia 496

/ Julio-Agosto 2022 247 Expertos “La seguridad privada debe anticiparse para hacer frente a las nuevas amenazas” Alberto Torreño Director de Seguridad Corporativa de Repsol U n único factor será el que determinará el futuro de la seguridad privada en las próximas décadas: la capacidad de adaptación de los departamentos de seguridad al nuevo entorno de las empresas. La velocidad de transformación de las compañías (trabajo remoto, deslocalización, digitalización, etc.) sigue aumentan- do, mientras que las amenazas cibernéticas adquieren mayor relevancia que las tradicionales. El conjunto de la seguridad privada debe ser capaz de anticiparse para hacer frente a las nuevas amenazas. Ha de liderar la adquisición y desarrollo de las capacidades de ciberinteligencia como vía esencial para prevenir la materialización de las amenazas o, en su caso, para contrarrestarlas. Todo ello, a la vez que mantiene sus competencias tradicionales de modo más ágil y eficiente. Si no lo hace así y continúa centrando su esfuerzo en man- tener esas competencias tradicionales (poniendo el foco ex- clusivamente en la seguridad física de oficinas y activos o en la mera actualización de marcos normativos arcaicos), des- graciadamente es muy posible que caiga en la irrelevancia. “El avance estará determinado por la automatización y la digitalización de los procesos” Joaquín del Toro Director de Seguridad de Sareb D esde hace cuatro décadas, el sector de la segu- ridad integral, y más concretamente el enfocado a la seguridad privada, se ha ido adaptando a los avances tecnológicos y a la nueva normativa vi- gente en cada momento. La forma de proteger a las personas, los activos de interés y sus instalaciones también se han ido adaptando, haciendo frente a una imparable evolución de las amenazas emergentes en cada momento. Sin duda, la tecnología se ha convertido en una de las piedras angulares en el modelo de prestación de seguridad integral. Y debido a la evolución tecnológica y a las nuevas amenazas en el sector, la seguridad integral necesita la ac- tualización de un marco regulatorio que dé cobertura a los profesionales en el ejercicio de sus funciones con el objetivo de enfrentarse con garantías a la nueva forma de delinquir. En los próximos años, el avance estará determinado por la automatización y la digitalización de los procesos. Además, se debe continuar en la utilización cada vez mayor de herra- mientas digitales que conviertan al vigilante de seguridad en un gestor. Y también en el diseño de una formación específica y adaptada, en diferentes ámbitos, para que el sector de la seguridad privada pueda seguir granjeando con profesionali- dad, buen hacer y apoyo a los ciudadanos la confianza de la sociedad a la que sirve.

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