Seguritecnia 496

/ Julio-Agosto 2022 41 Autoridades La ‘seguridad humana’, el concepto que nos guía hacia el futuro Directora general de la Guardia Civil María Gámez E l futuro de la seguridad pasa ineludiblemente por el concepto de ‘seguridad humana’, que no significa otra cosa que poner a las personas en el centro de todas las actuaciones. Es decir, seguridad para las personas y su desarrollo humano. Rompiendo con tendencias anteriores, este enfoque multidimensional y universal de la se- guridad ya fue puesto de manifiesto por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1994, y es el centro del Modelo de Seguridad 2030 presentado por el Ministerio del Interior en 2020. La aplicación de esta guía coincidió, además, con el estallido de la pandemia, de la que hemos aprendido la necesidad de centrar nuestras acciones sobre los colectivos más vulnerables. Durante más de tres siglos, el concepto de ‘seguridad’ estu- vo ligado a la idea westfaliana de “Estado Nación” y, en conse- cuencia, subordinado a la visión estatocéntrica de que el uso del poder militar para la preservación de la soberanía e integridad territorial del Estado era un instrumento legítimo de la política. A pesar de su consolidación en el sistema geoestratégico bi- polar de la Guerra Fría, el tradicional concepto de seguridad fue adquiriendo diferentes acepciones con el fin de aportar solu- ciones adecuadas al nuevo escenario internacional establecido tras el fin de este enfrentamiento. Como consecuencia de lo an- terior, los estudios críticos de seguridad han cuestionado en los últimos 40 años la tradicional visión estatocéntrica y militar en el marco de un sistema internacional en el que los problemas de seguridad no están circunscritos a la agresión militar entre Estados, y en el que la búsqueda de la estabilidad regional y global se superpone a la estatal. Así, la amenaza del uso del poder militar de un Estado contra otro ha ido perdiendo su tradicional preeminencia en la agenda de la seguridad a favor de otros problemas de naturaleza trans- nacional que, incardinados en los ámbitos político, económico, social y medioambiental, podían ser promovidos por actores no estatales, nacionales o extranjeros. Ámbito internacional La seguridad nacional ha ido adquiriendo una importante di- mensión internacional, hasta el punto de que es casi imposible disociar la seguridad interior de la exterior. Además, es inviable que los Estados puedan hacer frente, de forma aislada, a mu- chos de sus actuales problemas de seguridad. La OTAN, consciente de este nuevo paradigma de seguridad, complementó en 2010 la tarea central de “defensa colectiva”, pie- dra angular del tratado fundacional de esta organización, con la tarea de promover la “seguridad cooperativa” bajo la premisa de que la participación activa y su asociación con otros países y or- ganismos no solo propicia la seguridad más allá de sus fronteras, sino que revierte directamente en la propia seguridad de la alianza. Por su parte, la última Estrategia de la Unión Europea en este ámbito ha desarrollado este concepto para promover una “coo- peración más estrecha en materia de seguridad a todos los ni- veles”, con especial énfasis en la integración de la seguridad privada, y así hacer frente a las nuevas amenazas de carácter transnacional en un sistema internacional caracterizado por la creciente interconexión entre seguridad interior y exterior. Si bien es cierto que este enfoque no sitúa al Estado en el centro del concepto de seguridad, también lo es que sigue manteniéndolo como un objeto de referencia, tendencia que se quebró al introducir la ONU el concepto de ‘seguridad humana’. La Guardia Civil, cumpliendo con su compromiso fundacional con el bienestar de toda la ciudadanía, sin distinciones, contribu- ye a materializar ese Modelo de Seguridad 2030 del Ministerio del Interior que sitúa a las personas en el centro de todas sus ac- ciones. Se fortalece la cooperación y coordinación de los actores con responsabilidad en seguridad, tanto pública como privada, y en todos los ámbitos; y se refuerza la prevención y la necesidad de estar preparados ante los desafíos cambiantes de este com- plejo siglo XXI. Es, sin duda, el mejor modelo para favorecer el desarrollo sostenible presente y futuro de nuestra sociedad.

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