Seguritecnia 497

/ Septiembre-Octubre 2022 34 Seguridad en centros hospitalarios determinados fármacos o las pruebas y tratamientos pendientes de realizar o ya realizadas. Un ataque malicioso de un ciberdelincuente o un sabotaje en los centros de protección de datos po- dría ocasionar la paralización de una atención correcta a un apaciente, con las graves consecuencias derivadas de esta situación. Realmente, podríamos seguir enumerando múltiples y variadas situaciones de actos ilícitos que se pro- ducen en este tipo de organizaciones que se dedican a la asistencia sanitaria, tan importantes en el día a día y en si- tuaciones extremas como la pandemia que hemos sufrido. En definitiva, debemos sistematizar una evaluación permanente de los ries- gos de los centros sanitarios, implemen- tando todo tipo de medidas que garanti- cen la continuidad de la atención y que permita a los profesionales realizar sus tareas con las máximas garantías. Organización de la seguridad El SERMAS, en el que dentro de sus fun- ciones se encuentran velar por la integri- dad de las personas, mantener el valor e integridad de los bienes materiales, garantizar la confidencialidad, integri- dad y disponibilidad de la información y en general evitar la discontinuidad de los servicios que desarrolla, ha acome- tido una profunda organización de su seguridad. En este contexto, el apoyo de la dirección del propio Servicio ha sido fundamental. Animo a los gestores sanitarios del resto de comunidades autónomas a apostar firmemente por la potenciación o creación de departamentos de seguri- dad corporativa en sus organizaciones. Por ejemplo, en nuestro caso se ha elaborado un Plan Director de Seguri- dad, pionero en España, que aborda los diferentes tipos de asistencia sanitaria, especializada y primaria. Este plan inclu- ye medidas específicas para evitar robos de aparatos sanitarios, con tecnología de cámaras inteligentes que protegen dicho material; diferentes acciones de protección frente a las agresiones a pro- fesionales (como el sistema SOS); una reorganización de la movilidad de los centros, con criterios de seguridad adap- tados a las necesidades clínicas; y una implementación de la seguridad en la apertura de puertas y muelles de carga. Además, se han finalizado los planes de protección de fuentes radioactivas, tal como señala la normativa del Con- sejo de Seguridad Nuclear, y se están creando plazas de directores de segu- ridad. Unas figuras, estas últimas, que ya se están incorporando a diferentes centros. Incluso se ha firmado un convenio con la Fundación Borredá para la formación específica de directores y responsables de seguridad, dada la escasez de exper- tos en seguridad en centros sanitarios. También se han iniciado los trabajos de un proyecto para dotar al SERMAS de una central receptora de alarmas de uso propio, que entendemos que es una he- rramienta fundamental para mejorar la seguridad. Calidad asistencial No podemos olvidar hacia dónde ca- mina la asistencia sanitaria. Los costes cada día más elevados de hospitaliza- ción y tratamiento y las inversiones en tecnología sanitaria, entre otras cosas, supondrán un giro en la asistencia. De hecho, ya se realiza asistencia domici- liaria y se incrementará notablemente la hospitalización domiciliaria, lo que para la seguridad supondrá un nuevo reto: garantizar la protección de los profesio- nales que se desplazan a los domicilios de los pacientes. La seguridad siempre se ha definido como una actividad preventiva o repre- sora de las situaciones de peligro o inse- guridad que puede sufrir una sociedad o un individuo, pero creo que debemos añadir una nueva función: contribuir a mejorar la calidad asistencial.

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