Seguritecnia 498
/ Noviembre-Diciembre 2022 50 Servicios esenciales de los centros industriales y las fábricas. Estas normativas especifican diferentes zonas en las que solo se certifica la co- locación de determinados equipos, así como los requisitos de diseño de los pro- pios dispositivos, incluidas las cámaras de vigilancia. En términos sencillos, las cámaras protegidas contra explosiones están em- plazadas dentro de una carcasa de alta resistencia, normalmente de acero inoxi- dable o aluminio, que elimina el riesgo de que emitan cualquier chispa que pue- da provocar una explosión. Como resultado, las cámaras protegi- das contra explosiones pueden colocar- se en los entornos más peligrosos. Y esto aporta ventajas inmediatas en materia de salud y seguridad. Por su naturaleza, las zonas peligrosas son aquellas en las que el personal debe pasar el menor tiempo posible. Las imágenes de alta calidad de las cámaras de vigilancia en red permiten la supervisión visual remo- ta y la verificación con detalle forense, lo que posibilita a los operadores evaluar exactamente cuándo se requiere la in- tervención del personal, si es necesaria. Pero las cámaras de vídeo en red ac- tuales ofrecen mucho más que imáge- nes visuales en directo. Con el creciente uso del aprendizaje profundo, las cá- maras pueden ahora detectar patrones, tendencias y anomalías que aportan be- neficios adicionales en materia de salud, seguridad y eficiencia operativa. La analítica puede detectar si las per- sonas que trabajan en zonas peligrosas llevan la ropa de protección adecuada, mientras que la analítica de humos e incendios ayuda a detectar el fuego en una fase temprana. El nivel de detalle de las cámaras también puede mejorarse en gran me- dida mediante la integración de otros sensores. Los sensores térmicos y de calor, por ejemplo, pueden detectar si la temperatura de la maquinaria se sale de los umbrales de seguridad y reducir la potencia automáticamente o apagarla por completo. Los sensores de gas, por su parte, pueden detectar fugas y alertar al per- sonal para que se ocupe del problema y, si las cámaras detectan personas en la zona afectada, es posible activar men- sajes de evacuación por altavoces. Del mismo modo, si las cámaras detectan personas entrando en zonas restringidas o en áreas donde, por ejemplo, operan robots industriales, se pueden activar las alarmas y desconectar los robots hasta que la zona esté despejada. La combinación de datos de las cáma- ras −tanto visuales como metadatos−, junto con los de otros sensores, puede cotejarse y analizarse en el centro de da- tos. Con el tiempo, se obtendrá informa- ción que dará lugar a una mayor eficien- cia operativa, mejoras en la seguridad y un mantenimiento predictivo. Futuro de las cámaras Dado que la necesidad de seguridad es mayor en las zonas peligrosas que quizás en cualquier otro lugar, resulta irónico que muchas organizaciones se centren principalmente en las caracte- rísticas del recinto y no en los posibles beneficios que pueden obtenerse con las cámaras de red modernas. Colocar las cámaras de vigilancia estándar fuera de la zona peligrosa puede suponer un ahorro a corto plazo, pero reduce clara- mente el nivel de detalle capturado. A medida que las capacidades deno- minadas como “más allá del vídeo” de las cámaras protegidas contra explosio- nes sigan creciendo, las ventajas de su colocación en zonas peligrosas seguirán multiplicándose. Estas aportarán benefi- cios en materia de seguridad, al tiempo que crearán eficiencia en las operacio- nes que pueden representar un convin- cente retorno de la inversión. Las cámaras protegidas contra explosiones pueden colocarse en los entornos más peligrosos, lo que aporta ventajas para la salud y la seguridad
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