Seguritecnia 499
/ Enero-Febrero 2023 92 Seguridad en Museos función y dejando a estos profesiona- les desarmados ante los riesgos que deben enfrentar. Estamos ante una evidencia: ¡Las co- lecciones están desprotegidas! En los museos y centros culturales faltan me- dios técnicos, medidas organizativas y recursos humanos dedicados a tareas de seguridad. Los gestores culturales del siglo XXI no pueden confiar la seguridad de las colecciones al civismo y buena educa- ción de los visitantes, a que el elevado número de visitantes en cada sala ac- túe como factor disuasorio de vánda- los, a que las obras maestras sustraí- das –si este fuera el caso– no tengan salida en los circuitos internacionales del arte. Tampoco al último recurso: que conservadores y restauradores obren el milagro tras el siniestro. Todo lo anterior es una quimera, que desaparece con un simple conato de incendio, ante la acción de un demen- te o la estulticia de un canalla. Tam- poco, ante acciones planificadas con esmero para apoderarse de las joyas de un museo. Las autoridades y los responsables de los museos deben asumir la “res- ponsabilidad in vigilando ” que sobre ellos recae y recordar que: “quien es causa de la causa es causa del mal causado”. Medidas correctoras La carencia de medios y recursos de- dicados a la seguridad en los museos siempre ha sido un clamor. De ello son profundos conocedores todos los actores de la museología, que pare- cen adormecidos por el “nunca pasa nada”. Para denunciar y tratar de corregir esta situación nació Protecturi. Sus socios fundadores buscan el inter- cambio de buenas prácticas, la me- jora de los conocimientos, la excelen- cia de los procedimientos, elevar los niveles de seguridad de los museos y centros culturales en sus congresos y encuentros. En un ejercicio de inteligencia emo- cional, Protecturi buscó tener influen- cia ante los actores sociales y servir a las autoridades y la Administración de prescriptores normativos, posicio- nándose en un debate que pasa por apelar a las emociones y generar co- nocimiento. Esta impronta se viene acuñando desde el año 2009, tanto ante la Ad- ministración estatal como ante los me- dios, y que se ve reflejada en logros tangibles de gran calado. Desde el Ministerio del Interior y la Dirección General de Policía, se reco- gió el proyecto de Protecturi con res- peto, reflejándose en Órdenes Ministe- riales, Ley y borrador del Reglamento de Seguridad Privada muchas de las propuestas realizadas. Desde la prin- cipal de ellas, la de dar tratamiento a los museos y centros culturales de “sujetos obligados a instalar equipa- mientos y sistemas de seguridad”, hasta la creación obligada de departa- mentos de seguridad y la contratación de directores de seguridad con conoci- mientos expertos en la materia. Protecturi propuso estas medidas en escritos dirigidos al Ministro del Interior, en 2012, y a la Unidad Central de Se- El “apetito de riesgo” de los gestores culturales ha puesto en riesgo la seguridad de las obras de arte Foto: Futuro Vegetal.
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