Seguritecnia 499
/ Enero-Febrero 2023 98 Seguridad en Museos T odos los profesionales de la seguridad somos cons- cientes de la necesidad de estar en constante evolu- ción en materia preventiva. Poder ante- ponerse a los riegos supone un factor determinante a la hora de abordar una situación que, aunque inesperada, pue- de ser de alguna manera previsible. En el caso concreto de las institucio- nes museísticas, existe un amplio aba- nico de inseguridades consideradas en nuestro Plan de Seguridad (análisis de información, identificación de variables y cuantificación), donde contamos con los riesgos con los que estamos fami- liarizados y clasificamos con sus co- rrespondientes apartados específicos. Dichos riesgos los denominamos en función del medio (actuante-provoca- dor), como son: - Acción del ser humano: intrusión, atraco, robo/hurto, sabotaje, fuga de información, comportamiento antiso- cial/vandalismo y posibles incendios intencionados. - Fenómenos naturales: procesos cli- máticos, entre los que se encuentran inundaciones, lluvias torrenciales, seísmos, etc. - Tecnológicos: ciberataques, noticias falsas, etc. En estos casos concretos, aunque su origen es humano, dichas amenazas tienen como componente especifico que sus técnicas se efec- túan fuera de nuestro ámbito. Tam- bién habría que incluir aquí aquellas situaciones provocadas en el equipa- miento disponible en los edificios, el cual nos ofrece el confort necesario, pero es un instrumento que puede dar lugar a conatos de incendio (por sobrecalentamiento de maquinaria, cortocircuitos, etc.). Por lo tanto, actualmente es necesa- rio incorporar y adecuar los análisis de riesgos en base a situaciones vividas o acaecidas en instituciones de un ámbi- to común, permitiendo con ello elaborar protocolos específicos que minimicen los daños en la medida de lo posible. El ejemplo de la pandemia Sirvan como ejemplo aquellas situa- ciones inesperadas y posiblemente no analizadas previamente que son des- conocidas o se consideran improbables en nuestra sociedad. Me refiero, por ejemplo, a la crisis sanitaria y el confi- namiento de la población por la pande- mia de coronavirus (aislamiento social, falta de recursos, etc.), que provocó una situación de inseguridad para la cual no estábamos preparados, haciendo ne- cesario garantizar en todo momento la seguridad del patrimonio cultural. En una primera acción, tras el cierre temporal de los museos a visitantes y actividades, se redujeron los riesgos humanos, pero, a la vez, aumentaron los riesgos tecnológicos. Uno de los motivos de esto último fue la limitación de la movilidad a diferentes profesio- nales de la institución, a los cuales se impidió su presencia y, por lo tanto, su capacidad de ejecutar las labores técni- cas necesarias habitualmente (conser- vación, mantenimiento, etc.). Desde el apartado específico del de- partamento de seguridad, añadió un gran valor la presencia permanente del personal de seguridad. Mediante rotaciones planificadas, la presencia de este personal estuvo garantizada y, además, la normativa lo respaldó; una respuesta que fue de agradecer y va- lorar ante una situación desconocida para todos. Aparte de las tareas ya pre- establecidas del servicio de seguridad, se incorporaron actuaciones específi- cas (como la supervisión del sistemas de control climático, iluminación, siste- ma contra incendios, comunicaciones permanente con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, etc.). Es por ello que, a partir de esta ex- periencia, posiblemente en muchos documentos internos de nuestro Plan de Seguridad se añadirá un apartado Los nuevos retos de la seguridad en el ámbito de los museos M anuel C ampos R amírez D irector de S eguridad especializado en patrimonio H istórico . S ecretario de P rotecturi
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