Seguritecnia 502
/ Julio-Agosto 2023 94 Inteligencia y Seguridad sobre la inteligencia emocional como lo que caracteriza al directivo de éxito? ¿Es entonces el despotismo y la tiranía hacia sus empleados partes “ocultas” o “semiocultas” de aquella? Las respuestas a las preguntas ante- riores me dejan muy claro que la cosi- ficación es usada desde una persona a otra para afianzar el beneficio de su éxito. Y si (pongámonos en la situación moral más cómoda) la utilizamos en el límite (de ahí que la posición moral más incómoda fuera si la usamos aunque no hiciera falta) es porque nos “hace ser” trabajadores y seres humanos que ha- cen un servicio moral a su grupo social de referencia. Ya no sólo me marca la mirada del otro, de la fuente, en el cara a cara, sino que me miran los miles de ojos que esperan que, de mi trabajo efi- caz, nazca su seguridad. No podemos caer en el más oscuro de los presagios; todo queda bajo la no-angustia, pues la razón está de nuestro lado. ¡Qué fácil ver la pajita en el ojo ajeno! Ahora su mirada no me hace humano. Ahora su mirada ya no sólo me cosifica en mi trabajo (su fin para situarme en un rol acorde con su modelo mental de la relación que mantenemos), sino que su prevalencia del yo se refuerza frente a la mía. Cialdini se sonríe y Asch le secun- da: si todos lo hacen… la justificación está servida. El juego que Schopenhauer nos propone en su heurística es sobre- pasado. De su propuesta de que “lo im- fuente, pues su mirada hacia mí es recíproca a la mía hacia él. Por tanto, compartimos que, al reverenciarnos mutuamente, nos hacemos libres por la existencia del otro: ¿cómo puedo ser consciente de mi libertad, si no es porque el otro me lo dice, o lo vive? En otras palabras, ¿cómo encuentra el sentido de la libertad el ermitaño, el desapegado, sin señales externas que se lo confirmen? Somos seres sociales, nos necesita- mos, y la información que me proporcio- na la fuente es tan valiosa para mí como para él, pues no existiríamos el uno sin el otro. ¿Necesitamos cosificar? La cosificación aparece como un sofisti- cado instrumento de defensa, para que la “prevalencia del yo”, haga su efecto; con un origen conocido (“yo mismo”), un efecto esperado (influir) y una causa ética (persuadir para obtener lo que me justifica como trabajador de inteligencia) que proporcionan su arquitectura. Llenar el cesto de naranjas, y si no “¿para qué estoy?”. Hay que enfrentarse al dilema, no de forma única y ajeno al conjunto, sino como uno más de los empleados que se encuentra en su trabajo con la realidad de la mirada del otro que con- diciona su trabajo, y por tanto su éxito. Promocionar, triunfar, asegurar el éxi- to… ¿nos suena o son términos huecos? ¿Dónde ha quedado aquella historia rencia en el mundo) puede con la fuerza de la voluntad de operador. Si no fuera así, su mirada nos mostraría una faceta que no deseamos ver: la de que, por pro- curar nuestra victoria y la prevalencia de nuestro yo, no ponemos límites. Humanizar a la fuente enfrenta al ope- rador al prójimo, que, como ser que nos mira, nos referencia y junto a él debe- ríamos alcanzar la etiqueta de humanos; es el abandono de Hobbes y el triunfo de Aristóteles. Si, por el contrario, cosifico a la fuente, quedaré al margen de toda afrenta a un ser humano. Mi objetivo es lícito. ¿Cómo hacer para que mi con- ciencia no se vea afectada? Las vivencias de todo tipo, compor- tamientos, ideas y emociones de tipo inconsciente solo superan las censuras represoras del preconsciente y la selecto- ra del consciente, mediante los sueños, actos fallidos o asociación de ideas libres; pero lo hace incluso de manera disfraza- da que solo es posible interpretar median- te el psicoanálisis, empleando recursos como la hipnosis. Uno de los triunfos del inconsciente es que no seamos “cons- cientes” de aquello que nos puede hacer daño moral, ético, como ser humano. Desde esta respuesta a la pregun- ta que planteamos en este artículo, el operador esconde en su inconsciente el dilema ético sobre su comportamiento hacia la fuente, pudiendo entonces co- sificarla para no tener remordimientos (culpa consciente) de las características de su estrategia inconsciente, para al- canzar sus fines. ¡Excelente mecanismo jugado entre las instancias freudianas! El camino para conseguir lo que en el fon- do quiero, pero sin salir de “lo correcto” desde la perspectiva social. El operador HUMINT, precisamente por el conocimiento que tiene sobre la im- portancia de su trabajo, es plenamente consciente de su lucha por garantizar la libertad humana, incluida la de la Deshumanizando a la persona impido la presencia de condicionamientos morales que dificulten, y mucho menos impidan, la ejecución de mis maniobras de influencia
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MTI4MzQz