Seguritecnia 502

/ Julio-Agosto 2023 96 Inteligencia y Seguridad portante no es tener razón, sino llevar la razón”, ahora “lo importante no es que lleve la razón, sino que el otro no sea ca- paz de demostrarla”. O sea, que se pre- dique contra mis actos. Pero si parece que ya no puede empeorar más, surge Nietzsche para decir que “ahora” dos más dos son cuatro, pero que cuando la ciencia avance será el resultado “alfa”. Y se ha matado por la verdad de la tierra plana. Lo que se quiere entender como ver- dad en un momento histórico concreto, o en una persona, sirve como clavo ar- diente para no caer en el desfondamien- to radical. ¡Necesitamos dogmas, salgan de donde salgan! El barco no puede naufragar porque no hay salvavidas para todos, o peor, para casi nadie. Y uno de esos “nuestros dogmas” que no aceptamos fácilmente frente a los otros (para evitar la etiqueta de “cosa”, conocida habitualmente como “radical”, de forma compuesta “cosa + radical”) es el de “no me equivoco”, que en al- gunos momentos queda sustituido por el de “mis errores son pocos y propicia- dos por el entorno de incertidumbre”. Un operador de HUMINT sabe estar su- ficientemente preparado para entender a la fuente, a la persona, ya que es su trabajo.; lo que puede llevarle a errar son las cosas. ¡Ese contexto que sin preverlo ha cambiado al azar! No es todo tan sencillo y fácil. Las per- sonas están vivas y tienen el cambio (el principio de incertidumbre) arraigado en ellas (ahora sí o esto, ahora no o aquello), por lo que “me inducen a error porque no saben lo que quieren, son contradic- torias”; pero ¿qué ocurre con las cosas? ¿Sus propiedades cambian con la mis- ma facilidad como para llevarme a error? Las cosas tienen medidas, ancho, largo y fondo. ¡Cómo resolver el dilema! La ter- cera revolución científica moderna, tras la relatividad y la incertidumbre, llega de la teoría del caos: una secuencia de he- chos coherente y predecible puede con- vertirse (sin saber cómo) en algo inespe- rado de consecuencias catastróficas. La ciencia, o el conocimiento exacto, puede ser relativo, incierto y caótico. Menos mal que existe el inconsciente. Y si no existe pues habrá que inventarse algo. Fruto de mi actividad cosificadora, el otro se ha hecho (le he convertido) en cosa, con una etiqueta de fábrica que identifica sus componentes: “esta per- sona es así y así”. Ha quedado perfila- da, cosificada. Ya podemos influir sobre ella cambiando, reforzando, eliminando, añadiendo… ingredientes. Y dejamos su versión más compleja: su relatividad, su incertidumbre y su caos. No nos entra en el modelo de perfilación. El arte de la cosificación alcanza tal so- fisticación en sus trazos y melodías que la llegamos a hacer con grupos enteros, organizaciones, empresas, medios de comunicación, etc. Y nada más sencillo, directo y útil que usar los estereotipos, otra herramienta más de la prevalencia del yo. Si asocio la necesidad del dog- ma con el hecho de estereotipar como instrumento de autosuperioridad, ¡llevo a cosificarme a mí mismo! ¿Por qué? Soy parte de esa misma sociedad que etiqueto de cosa: también mi perfil lleva la etiqueta correspondiente, y al cosificar a los demás, su mirada me devuelve la realidad de que “yo” también pertenez- co a la categoría de “cosa”. Y además ayudado por un cerebro que responde muy bien a las categorizaciones, y ex- cesivamente mal al caos. El secreto de sobrevivir en condiciones extremas ha sido el de lograr pequeñas y sucesivas metas bien establecidas, certezas en Un operador de HUMINT sabe estar preparado para entender a la fuente, lo que puede llevarle a errar son las cosas. ¡Ese contexto que sin preverlo ha cambiado al azar!

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