Seguritecnia 506

Inteligencia y Seguridad te pymes) no existe un mecanismo para facilitar la recopilación de información dirigida a la toma de decisiones. Los em- pleados, todos los días, obtienen gran- des cantidades de información, algunas de valor estratégico, pero no parecen tener la suficiente capacidad para inte- grarla, ensamblarla, agruparla y ofertar- la a otros que puedan hacer uso de ella. Llegados a este punto, no cabe duda de que la herramienta que necesitan las empresas de nuestro país para competir es la inteligencia que, cuando se apli- ca a este fin, se denomina inteligencia competitiva (IC). Es más, si observamos el mercado global, vemos que en los principales países (Japón, Estados Uni- dos, Israel, China, Francia, Corea del Sur, Alemania, etc.) las empresas incluyen la inteligencia como una práctica de ma- nagement . En muchos, existen incluso sistemas formales de colaboración entre el sector público y privado para posicio- nar y hacer más competitivas a sus or- ganizaciones. España está en total desventaja en este aspecto. Si bien es cierto que aquí las grandes empresas incorporan la in- teligencia a sus procesos de toma de decisiones estratégicas y reciben cierta colaboración por parte de algunos or- ganismos públicos, no existe un siste- ma de asesoramiento o ayuda estable- cido en este ámbito y la mayor parte de nuestro tejido empresarial desconoce esta materia. Competición entre empresas La IC es inteligencia aplicada a la empre- sa y, por tanto, se ajusta a sus deman- das y peculiaridades, especialmente en aquellas áreas donde los directivos deseen obtener o mantener una ventaja competitiva. Es una inteligencia ligada necesariamente a la estrategia de una organización para optimizar la toma de decisiones en el seno de la misma. Una empresa dispone de inteligencia cuando utiliza la información a su alcance para entender cuál es su situación real y la de su entorno en el contexto actual de alta incertidumbre y globalización, y se emplea en el proceso de toma de deci- siones para gestionar el riesgo, antici- parse a las amenazas y detectar (o en su caso crear) oportunidades, alcanzan- do así una posición de ventaja frente a sus competidores. Por tanto, no es solo conocer lo que “está pasando”, sino en- tender su significado y actuar en conse- cuencia. En definitiva, actuar en lugar de reaccionar. De hecho, una empresa sin inteligencia podrá estar en el mercado hasta que un rival más competitivo se enfoque en debilitarla y, por ello, la IC es la herramienta necesaria para poder llevar a cabo un proceso de Dirección Estratégica de forma eficiente. A su vez, la IC, alineada a la estrate- gia, permite a la empresa competir y alcanzar el éxito. Ese éxito, hoy en día, es un concepto dinámico. En una época de crisis e inseguridad económica, po- demos definir el éxito como mantener- se en el mercado, y en una época más estable, el éxito se puede traducir como consolidación, crecimiento y posiciona- miento de la empresa. En definitiva, es muy arriesgado tomar decisiones estra- tégicas sin una metodología que permita minimizar el riesgo. Para ello, la IC obtiene, evalúa, analiza e interpreta información relevante para una empresa sobre sus clientes, sus competidores, la estructura y dinámica de su industria, las fuerzas competitivas que actúan en el mercado, las innova- ciones tecnológicas y el contexto econó- mico, tecnológico y jurídico para moni- torizar los cambios que se producen en estos marcos. Dicha información puede ser obtenida y analizada por personal de la propia empresa con conocimiento so- bre la materia en cuestión para obtener un producto relevante, actual y útil que permite al directivo una toma de decisio- nes más segura y eficaz. La inteligencia es una actividad esen- cialmente humana, por lo que cualquier empresa puede implementarla y con- vertirla en un intangible de gran valor. / Marzo-Abril 2024 91

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