Seguritecnia 509

/ Septiembre-Octubre 2024 20 Seguridad en hospitales otras taxonomías que pasan desapercibi- das en nuestro rápido análisis cotidiano, como debería ser la diferenciación de las agresiones entre directas frente a las indirectas, por agitación frente a la agre- sión instrumental, manifiesta frente a la encubierta, activa frente a pasiva, etc. Volviendo sobre el tema de la segu- ridad integral en los servicios de salud, haciendo una revisión de la normativa y legislación sobre este asunto, además de la ya citada Instrucción 3/2017 del Minis- terio del Interior, que dio lugar a la figura del interlocutor policial territorial sanita- rio, tenemos la Ley 5/2014, de 4 de abril, de Seguridad Privada y el Real Decreto 1837/2008, de 8 de noviembre, que en- tre otros muchos temas interesantes en materia de prevención de agresiones recogen la figura del director de seguri- dad, que debería ser el experto y máximo están en el foco y origen del asunto que nos atañe. En este contexto, recomiendo el artículo Neurobiología de la Agresivi- dad Humana, de David Huertas, Juan José López-Ibor y María Dolores Crespo (2005). Al final, nuestros sistemas de salud son el reflejo de la sociedad en la que vivi- mos. Desde la perspectiva psicosocial, la agresión se define como un compor- tamiento que se lleva a cabo intenciona- damente, con el objetivo de causar daño a otra persona. A su vez, dicha persona (el profesional agredido) está motivada para evitar ese daño (Wall et al., 2012) y la agresión constituye un acto o for- ma de conducta puntual, reactiva o proactiva, frente a situaciones concretas (Berkowitz, 1993), que tradicionalmente hemos diferenciado entre física frente a no física/gestual. No obstante, existen para profesionales de todo rango como para los propios usuarios y pacientes de nuestros servicios de salud. Seguridad integral Ya vamos tarde en la asignatura de intro- ducir la cultura de la seguridad en nues- tras instituciones sanitarias públicas (no así en las privadas, que ya llevan tiempo haciendo los deberes), y esta tarea ha de ser lenta y constante; como esa lluvia fina que va cayendo y todo lo empapa, sin darnos cuenta, tal y como sucedió en el pasado con la Ley de Prevención de Riesgos Laborales a su llegada en la dé- cada de los noventa. Por ello, tenemos que recordarles a nuestros gerentes y directivos que no es lo mismo inversión que gasto, el concepto de coste de opor- tunidad o que por cada euro destinado al capítulo de la seguridad y a prevenir las agresiones de nuestros profesiona- les, se estima un retorno entre tres y cin- co euros en la organización (de ahorro y beneficio). En esta nueva manera de abordar la prevención de las agresiones a los profe- sionales en los centros sanitarios, tene- mos que ponernos diferentes gafas para ver y ampliar el foco, porque hay que mirar las agresiones como un proble- ma social. En este campo, la psicología social tendría mucho que aportar, pues hay que introducir la perspectiva social y la perspectiva de género en el estudio de la prevención de las agresiones si queremos entenderlo desde su origen. Creo que a nadie se le escapa que el modelo de sociedad en el que vivimos en el mundo occidental, la globaliza- ción, factores que se entrelazan, diferen- tes causas como la arrogancia, la pre- potencia, el doble discurso, la falta de valores ético/morales, la falta de respeto y, sobre todo, el desarrollo de conductas violentas premeditadas por parte de in- dividuos fríos y carentes de emociones, Hay que introducir la perspectiva social y de género en el estudio de la prevención de las agresiones si queremos entender el problema

RkJQdWJsaXNoZXIy MTI4MzQz