COVID-19 Y SEGURIDAD

22 COVID19 Y SEGURIDAD IMPACTO Y CONSECUENCIAS DE LA CRISIS POR LA PANDEMIA EN EL SECTOR DE LA SEGURIDAD En este punto, se abre un debate apasionante sobre cómo la tecnología puede mejo- rar nuestra seguridad sin perjudicar a la privacidad , o incluso decidir si aceptamos renunciar a cierto grado de privacidad para ser más seguros. La cuestión no es baladí porque, de hecho, los fabricantes ya asumen el reto de diseñar productos que puedan contribuir al mejor control de la población en diferentes situaciones o comportamientos para mejorar la seguridad de todos y sería deseable que dispusieran de directrices claras en ese sentido. La privacidad de nuestros datos es un derecho fundamental, pero la protección de la sa- lud pública lleva las acciones al extremo por tratarse de un bien superior en determinadas condiciones. Esta circunstancia nos puede llevar a replantearnos la conveniencia de ceder los datos propios ante el mal uso que esta cesión puede conllevar; de ahí la trascendencia de garantizar la identidad digital única para evitar suplantaciones, que, junto al consen- timiento inequívoco , serán las claves del concepto ético a establecer: ¿puede ser impues- ta la cesión y utilización de datos personales para la protección de la salud pública? China y la Unión Europea marcan dos posturas antagónicas a este respecto. Por otra parte, hay que tener en cuenta que las soluciones puntuales aplicadas en la fase aguda de una crisis como la del COVID 19 no deben servir para una situación de normali- dad; a largo plazo, sería un error establecer como prioridad absoluta la seguridad frente a la privacidad de los datos personales. Pero lo cierto es que las empresas califican de poco clara la legislación al respecto y demandan de la AEPD o de la autoridad que corresponda, criterios más definidos para proteger a sus trabajadores, especialmente en lo referente a tomas de temperatura. En todo caso es preciso diferenciar los datos anonimizados de aquellos otros que per- miten la identificación de una persona, de forma que este criterio de privacidad sirva para establecer prioridades, en función de la necesidad, a la hora de aplicar soluciones tecnoló- gicas. Pero la propia tecnología, con los controles legales necesarios, debe aportar soluciones para mejorar nuestra seguridad garantizando la privacidad, sin necesi- dad de hacer antagónico el binomio seguridad y privacidad. Precisamente la biometría, como elemento autenticador de la identidad, está llama- da a jugar un importante papel en el futuro . Hace ya años que la biometría facial viene experimentando un fuerte impulso, pero actualmente la necesidad de utilizar procedi- mientos “sin tocar” y “sin papeles” acelerará la transformación digital , disponiendo procesos muy fiables garantizados por una combinación de dispositivos personales y nue- vas tecnologías, soportados por plataformas centralizadas de identidad con gran capacidad para analizar información e incluso de generar eventos por sí mismas, lo que representará una enorme ventaja para la gestión del personal, especialmente si está desplazado. La utilización de estas plataformas seguras permitirá la expansión de la biome- tría facial autogestionada , es decir, generar elementos suficientes para que cada indivi-

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