Segurilatam 011

98 Segundo cuatrimestre 2019 Opinión artículo técnico T ener cultura de seguridad es formar parte activa de una es- pecie de tejido invisible, pero poderoso, que nos previene y protege de peligros. Es ese intangible que recu- bre a individuos, organizaciones y so- ciedades para hacerlas más previsivas y resilientes. Desde hace un tiempo nos ha inte- resado indagar sobre eso que convierte a individuos y organizaciones en ver- daderos sistemas generadores de tran- quilidad y certezas, tanto para sí mis- mos como para quienes les rodean, y que, de manera simplificada, llamamos cultura de seguridad. Una organización que tiene cultura de seguridad confía en el otro y sabe que entre todos hay una red, un tejido cuasi invisible creado para protección de todos. El mantenimiento y reforzamiento permanente de una cultura de seguri- dad genera una sinergia que motiva un ambiente seguro; en definitiva, todos somos guardianes, todos somos propa- gadores de la cultura. Construir cultura de seguridad es in- sertar progresiva e irreversiblemente en nuestro ADN organizacional actitu- des y aptitudes que van a alejarnos de las fuentes de peligro, mientras conven- cemos a otros de hacer lo mismo. Cul- tura es el conjunto de prácticas, hábitos y costumbres que, de forma implícita y casi sin pensarlo, disparan nuestros pensamientos y comportamientos. Sentido de urgencia La aparición de una situación de ur- gencia puede ser un potente dispara- dor de la necesidad de cambio cultural. Pudiera afirmarse que, por lo general, el sentido de urgencia crea foco en la ne- cesidad de cambio. En ocasiones, una organización puede pasar años teniendo concien- cia de estar expuesta a una situación de inseguridad sin dar el paso que per- mita cambiar esa realidad. Son tiem- pos en los cuales se tiene conciencia de la importancia de la situación; se habla del tema, se comparte, pero no aparece la disposición de hacer algo para cambiar. Sólo cuando se tiene que afrontar una situación de urgencia se toma conciencia en forma definitiva y surge la disposición al cambio, poniendo la energía necesaria para atenderla y re- solverla. Pero, ¿acaso se tiene que esperar a situaciones extremas para decidirse a cambiar? La respuesta es definitiva- mente no. Pueden existir activadores del cambio a través de los cuales tras- cender al establecimiento de una cul- tura de seguridad de forma menos dramática o comprometedora para nuestra organización. Y, precisamente, ese es el punto de partida para el res- ponsable de la seguridad en la orga- nización: identificar los paradigmas asociados a la generación, construc- ción y mantenimiento de una cultura de seguridad. Más allá de la urgencia Es importante dejar claro que el sentido de la urgencia no significa actuar a la carrera o de manera atropellada, some- tiéndose a estados de alta presión o es- trés. Al contrario, se trata de ordenar, es- tratégicamente, las prioridades sin prisa pero sin pausa. Algunos creen que despertar el sen- tido de la urgencia debe ser el pri- mer paso para iniciar un cambio real y profundo en una organización. Aun cuando esto sea válido, no basta con activar la necesidad imperiosa de un cambio; además, se requiere una visión de lo que se desea lograr y saber en qué dirección moverse para alcanzar el objetivo. Por ello, estar preparados para entender la urgencia puede ser más di- fícil de lo que se supone. Identificar que las cosas no marchan bien es el primer paso a la urgencia. Pero, ¿quiénes están en condiciones de ver un poco más allá para proponer so- luciones? Es precisamente aquí donde el profesional de la seguridad puede ser un actor protagónico o apenas un extra de reparto. La complejidad y el cambio perma- nente al que estamos sometidos encie- rran el vicio de la pérdida de vigencia. Y Alberto Ray Consultor en Seguridad y Análisis Estratégico de Riesgos Construir cultura de seguridad La cultura de seguridad contribuye a que los individuos, las organizaciones y las sociedades sean más previsivas y resilientes

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