Desde la Asociación Foro Efitec, organización que aglutina a la gran mayoría de los profesionales y directores del sector de la Seguridad en las entidades financieras en nuestro país, queremos poner el foco de atención en un tema que en los últimos años está ganando peso y protagonismo en los distintos foros o debates en materia de seguridad sobre los dispositivos de contención de efectivo de los distintos cajeros automáticos o dispensadores de efectivo. En concreto, para esta temática se dan múltiples versiones o posturas, muchas de ellas de índole partidista y pocas, más allá de la Administración o de los profesionales de la seguridad bancaria, de un marcado carácter arbitrario o imparcial. Estamos ante el punto relativo a los sistemas de entintado de billetes sobre dichoForos elementos de contención de efectivo de cajeros o dispensadores de papel moneda.
Sin entrar a polemizar con las distintas posturas que se están poniendo de manifiesto sobre el asunto desde múltiples ámbitos, la Asociación Foro Efitec queremos dejar constancia de nuestro punto de vista al respecto. Así, amparándose en los argumentos que vamos a exponer a continuación, nuestra visión deja clara la desproporcionalidad de esta medida, así como la inconveniencia efectiva de la misma en algunos supuestos y la posible sustitución de estos sistemas por otros tipos de medidas (ya existentes en algunos casos) que se han reportado como eficaces no solo de cara a los elementos y bienes que se tratan de proteger, sino incluso a las propias personas (ya sean clientes o empleados).
Si bien no discutimos la eficacia de dicha medida, sí entendemos que los mismos riesgos se encuentran protegidos por otro tipo de soluciones que ya se venían aplicando y que tienen un marcado carácter obligatorio por la propia normativa.
Seguridad total
Hoy por hoy, al igual que ocurre en el resto de los ámbitos, la seguridad total o del cien por ciento de los cajeros no existe. La tendencia en países de nuestro entorno, que ha dado lugar a una evidente y cuantificable reducción del número de ataques, se basa en primer lugar en un reforzamiento del anclaje y del habitáculo en el que se encuentra el cajero. En cuanto a las medidas de seguridad física de protección de estos dispositivos, esto hace que se retarde y dificulte el acceso y el ataque a estos cajeros.
En segundo lugar, hay una mayor colaboración y cooperación entre los departamentos de Seguridad de estas entidades con la seguridad pública en aras de un reforzamiento de la investigación policial que ha redundado en el esclarecimiento y la detención de varios grupos delictivos que actuaban en la materia.
Un tercer punto sería la elaboración conjunta, como es el caso de la asociación Adytel en Francia, que junto con las fuerzas de seguridad del país galo han elaborado normas propias de autoprotección basadas en la experiencia y el conocimiento de sistemas de humo, refuerzos de los recintos del área del cajero, etc.
A nivel europeo, aproximadamente el 40 por ciento de los cajeros automáticos del parque comunitario cuentan con este tipo de sistemas ya incorporados a sus instalaciones, mientras que en nuestro país la cifra se acerca al 10 por ciento. En esta comparativa, los datos nos arrojan la siguiente conclusión: países como Alemania y Reino Unido, que sí han realizado inversiones y modificaciones en la materia sobre dichos sistemas de entintado en sus instalaciones, no han sufrido una reducción del volumen de ataques sobre los mismos una vez implementadas las medidas. Es más, los datos o números relativos a los ataques acaecidos en estos países en los dos últimos años no varían de los que arrojan las cifras en España, donde la inversión o implementación de esta medida es mucho menor.
La reducción de ataques a cajeros en países de nuestro entorno se basa, entre otras cosas, en un reforzamiento del habitáculo en el que se encuentran estos dispositivos
Mantenimiento
Otro punto importante son los posibles puntos relacionados con los mantenimientos de estos cajeros por el personal de la oficina a la hora de realizar cargas o descargas de efectivo y que pudieran dar lugar a activaciones involuntarias de este tipo de dispositivos por parte de personal que ni es de seguridad ni técnico de los sistemas electrónicos y físicos del cajero. De igual manera, lo único que hacen este tipo de dispositivos es tratar de proteger el bien, en este caso los billetes, obviando en todo momento la seguridad del resto de la instalación, así como del personal de la oficina o de los clientes de la entidad.
Una última cuestión (hay muchas más, pero por problemas de espacio o capacidad no podemos ahondar en el asunto) es la relativa a la posible existencia de un mercado negro de este tipo de billetes, pues no queda claro hasta la fecha qué está ocurriendo con los que supuestamente quedan inutilizados y que no hemos terminado de conocer aún cuál es su destino final. A ellos se le une el hecho de que cuando se produce un golpe a un cajero o dispensador, de algún modo la totalidad de los billetes está quedando manchada o inutilizada por los elementos de entintado adjuntos.
Esta y otra serie de cuestiones hacen que nuestro punto de vista, si bien en modo alguno es de oposición frontal a la medida, se centre en la necesidad de establecer una reflexión e incluso una creación de un grupo de trabajo conjunto –como ha sido el caso de países vecinos– entre Administración y asociaciones del sector para determinar qué medidas resultan más o menos idóneas y en qué supuestos. Si bien no dudamos de la eficacia del sistema en determinadas circunstancias o casos concretos, se dan otros (la inmensa mayoría) en los que dicho objetivo puede ser cubierto o incluso ya está siendo cubierto por otra medida de seguridad.