Son muchos los esfuerzos que administración y operadores públicos y privados están realizando para que el nivel de seguridad de las infraestructuras críticas del país sea el adecuado. Además, muchas de las inversiones realizadas se han tenido que llevar a cabo en el ámbito de entornos económicos desfavorables, que si bien ya se han superado, han condicionado a que durante estos periodos de crisis las mejoras fueran las estrictamente obligadas por normativa.
Sin embargo, las amenazas a las que nos enfrentamos como sociedad no paran de evolucionar, y lamentablemente los grupos terroristas utilizan medios cada vez más sofisticados para llevar a cabo sus actos hostiles. Dicho de otro modo, los delincuentes aprenden y se adaptan a las medidas y a los sistemas de seguridad existentes tratando de buscar siempre nuevas formas de actuar para evitar ser detectados. Asimismo, los desarrollos legislativos para perseguir los nuevos delitos no siempre avanzan con la agilidad necesaria para atajar con eficacia los nuevos tipos de delincuencia.
Hoy día hay sistemas de vigilancia perimetral enormemente sofisticados con detección automática de intrusión, sistemas de detección de explosivos y armas en los controles de acceso que son capaces de identificar cualquier objeto sospechoso de forma casi inmediata, sistemas de reconocimiento de personas mediante análisis de parámetros biométricos que nos ayudan a identificar posibles terroristas y muchas más tecnologías y equipos a disposición de los operadores de infraestructuras críticas para su implantación en sus instalaciones según cada caso particular.
A continuación se analizan algunas soluciones a dos tipos de amenazas que se han constituido como cruciales en la protección de cualquier infraestructura crítica.
Ataques aéreos con drones
Uno de los problemas de especial impacto a los que nos enfrentamos en la actualidad en infraestructuras críticas es el ataque utilizando drones, cuyas características de fácil accesibilidad y manejabilidad hacen que su detección e intercepción sea un gran reto.
En estos momentos, prácticamente cualquiera puede adquirir un dron a un precio asequible, adherir a él una carga explosiva y pilotarlo hasta hacerlo estrellar para causar los mayores daños posibles en una infraestructura crítica. No se requiere ni una tecnología sofisticada ni dotes especiales para el manejo del dispositivo.
Ya se han producido incidentes en todo el mundo –muchos de ellos con eco en la prensa– de drones de origen desconocido sobrevolando palacios presidenciales, edificios de gobiernos o centrales nucleares. Afortunadamente no se han reportado hasta ahora atentados con daños graves o víctimas, pero la amenaza latente es enorme y creciente cada día.
Sin embargo, existen tecnologías a nuestro alcance que pueden ayudarnos a minimizar e incluso eliminar estas amenazas con una inversión razonable, teniendo en cuenta la gravedad de las consecuencias a las que nos enfrentamos.
Hay sistemas para la detección e intercepción de drones basados en una combinación de tecnologías desarrolladas por empresas especializadas y que han tenido importantes aplicaciones, especialmente en Israel. Estos sistemas están ya en operación y demostrando su eficacia en varios países del mundo.
Para la detección de los drones, dado su pequeño tamaño y su enorme movilidad a velocidades relativamente altas, se requiere de unos equipos muy sofisticados que pueden ser desde detectores de radiofrecuencia hasta radares de superficie, en función del presupuesto del que se disponga. El objetivo es que la detección sea automática, rápida y eficaz.
Una vez que el dron ha sido detectado, nos enfrentamos al mayor reto tecnológico en la actualidad: su intercepción. En los sistemas más actuales esta se realiza mediante el disparo de un haz electromagnético que inhibe las frecuencias de comunicación entre el dron y su piloto, así como su señal GPS. De esta forma, el dron quedará inutilizado y se evitará que complete su misión, e incluso, si así se desea, expulsarlo del área de seguridad, aunque escape intacto.
Para que esto se realice de una manera segura y eficaz, se requiere de un sistema de seguimiento automático del dron una vez que ha sido detectado y que mantenga al objetivo siempre al alcance del operador del sistema para que este pueda decidir el mejor momento para el “disparo electromagnético”.
Estos sistemas de detección/seguimiento/intercepción han sido ya demostrados en España utilizando drones de diferentes tecnologías, y se ha comprobado su eficacia. A estas demostraciones han asistido miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, así como operadores públicos y privados.
En concreto, existen diferentes configuraciones para la implantación eficaz de este sistema: fijas para grandes infraestructuras o móviles y fácilmente transportables, siempre adaptadas al recinto a proteger en cualquier caso.
Inspección de personas
Como hemos mencionado al principio de este artículo, existen algunos equipos en el mercado capaces de detectar objetos peligrosos e impedir que las personas que los transportan puedan acceder a las infraestructuras críticas que queremos proteger. Si ponemos como ejemplo el caso de los aeropuertos, podríamos afirmar que hoy día es prácticamente imposible que un terrorista pueda atravesar el control de seguridad llevando objetos peligrosos.
¿Por qué no utilizar alguno de los medios –ya ampliamente experimentados a nivel mundial– utilizados en aeropuertos para la inspección de personas? Este sería el caso de los escáneres corporales de ondas milimétricas.
Son bien sabidas las deficiencias de los arcos detectores de metales en la detección de objetos no metálicos. Sencillamente no podrían detectar la presencia de elementos como plásticos, cerámicas y explosivos, entre otros. La alternativa es, sin duda, la implantación de los escáneres corporales en aquellas infraestructuras críticas que por su importancia lo requieran. De hecho, a nivel mundial ya se han instalado este tipo de equipos, principalmente en centrales nucleares.
El escáner corporal puede utilizarse en sustitución de los arcos o como elemento complementario a los mismos. De este modo, se puede realizar una completa inspección de todo aquello que una persona pueda llevar consigo –tanto metales como no metales– mediante una tecnología como son las ondas milimétricas, la cual resulta ser absolutamente inocua para la salud de las personas.
La presentación de las alarmas se realiza mediante un maniquí genérico y común, por lo que no existe ningún tipo de intromisión en la intimidad de las personas que pasan a través del equipo.
Los equipos pueden conectarse en red y, a través del servidor de la misma, obtener todo tipo de informes de alarmas: por cada equipo, por la totalidad, por zonas del cuerpo, etc.
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