En primer lugar, quiero felicitar a la Fundación Borredá por su décimo aniversario y por cómo nos ha acompañado en la organización de las jornadas de seguridad aeroportuaria, conferencias sectoriales referentes en materia de protección de la aviación civil contra actos de interferencia ilícita y que en 2022 celebramos su séptima edición. Hemos compartido juntos este camino de colaboración y confío en que siga así en un futuro, porque la seguridad de la aviación civil (Aviation Security) se enfrenta a nuevos retos a escala global, consecuencia de la actividad sociopolítica, económica y sanitaria en la que estamos inmersos.
Una respuesta eficaz ante estos desafíos en seguridad conlleva una gestión de riesgos dinámica y una continua coordinación entre todas las entidades con responsabilidades en seguridad aérea como son las administraciones públicas y privadas, agentes regulados, gestores aeroportuarios y compañías aéreas.
Amenazas a la ‘Aviation Security’
Durante estos últimos diez años hemos abordado amenazas tradicionales contra la aviación civil y profundizado en respuestas comunes en el seno de la Unión Europea como el despliegue de equipos ETD (Explosive Trace Detection) y el refuerzo de la inspección del equipaje de cabina. Pero el desarrollo del transporte aéreo también ha generado una escalada de amenazas completamente nuevas y previamente desconocidas, como son:
- La ciberseguridad: Las nuevas tecnologías que brindan una experiencia de viaje sin contacto, fluida, accesible, eficiente en el tiempo y sin papeles para el pasajero, incluidos los sistemas biométricos, sistemas EDS (Explosive Detection Systems), las tecnologías avanzadas de imágenes, la Inteligencia Artificial y otras tecnologías innovadoras están redefiniendo el enfoque de la aviación civil. Si bien, esta alta dependencia de los datos nos hace más vulnerables. Desde AESA ya estamos implementando en colaboración con la Oficina de Coordinación de Ciberseguridad nuevos estándares de protección en la industria.
- La amenaza interna: La Declaración del Contexto Mundial de Riesgo para la seguridad de la aviación de la OACI deja claro que las organizaciones terroristas siguen considerando que los elementos internos, dependiendo de su función, son un recurso útil para facilitar la planificación de ataques. Ya sea de manera deliberada o no deliberada, por voluntad propia o bajo coacción. El motivo es su conocimiento especializado de las medidas de seguridad y su posible acceso a las zonas de seguridad restringidas y a las aeronaves. Las medidas de protección tradicionales contra la amenaza interna están dirigidas a la verificación de antecedentes como condición para la contratación, uso de tarjetas de identificación en el control de accesos y seguimiento de los empleados ya en funciones. Adicionalmente, desde la Unión Europea se están impulsado programas para la creación de una cultura de seguridad sólida y resiliente en el lugar de trabajo y en el ámbito de la aviación, incluidos, entre otros, la radicalización, que viene recogida en el Reglamento de Ejecución (UE) 2019/103.
- Los drones hostiles: Desde principios de 2020 se han producido importantes interrupciones de incidentes de drones en grandes aeropuertos como Madrid, Frankfurt y Riga. En AESA hemos trabajado en la creación e implementación de protocolos para gestionar incidentes de drones en aeropuertos.
- Zonas de conflicto: La afección de las zonas de conflicto bélico a la aviación comercial es algo que cada vez nos preocupa más en el sector. Esto ha llevado a los Estados miembros de la OACI a estrechar sus lazos de seguridad mutua y a fortalecer la coordinación. Se han impulsado varias iniciativas para proteger las operaciones normales de vuelos civiles cerca o dentro del espacio aéreo designado como zonas de conflictos. Específicamente desde AESA estamos desarrollando prácticas de seguridad y evaluaciones de riesgos para nuestros operadores aéreos.
