El Port de Barcelona es uno de los más importantes de España por valor de las mercancías y tráfico de pasajeros, lo cual implica una gran exigencia para adaptarse a los riesgos y amenazas actuales. ¿Cuáles son las principales fortalezas de la función de seguridad para hacer frente a esos retos?
En cuanto a volumen de negocio y tráfico de cruceros, el Port de Barcelona es el primero en España. A nivel mundial, también nos situamos entre los primeros del mundo como puerto de embarque y desembarque de cruceristas, por detrás de los puertos de Florida. Es precisamente por este motivo que nos hemos especializado en la prestación de servicios de seguridad para las compañías navieras que operan en el Port de Barcelona.
Esta tarea no ha sido fácil, ya que cada naviera pretendía establecer sus estándares de seguridad en función de sus presupuestos e incluso actuar haciendo funciones de seguridad con personal de su propia tripulación sin la habilitación ni cualificación necesaria.
Para resolver este problema, el Port de Barcelona optimizó el nivel de la prestación de servicios de seguridad creando, a través de una carta de servicios, unos estándares homogéneos para todas las compañías. Entre otras cosas, en ella se incorporó la obligatoriedad de contratar empresas de seguridad que realicen el control de suministros con equipos caninos.
Las navieras han valorado esta iniciativa como una fortaleza más del modelo de seguridad que ofrece el Port de Barcelona.
¿Qué tipo de amenazas y riesgos le preocupa más a la Autoridad Portuaria de Barcelona y cómo les están haciendo frente?
El Port de Barcelona tiene tres espacios claramente diferenciados, cada uno de ellos con sus propios riesgos: la zona pública, la comercial y la Zona de Actividades Logísticas (ZAL).
En la zona pública, igual que en el resto de la ciudad y el distrito de Ciutat Vella, donde se ubica la mayor extensión del Port Vell, nos preocupan mucho los delitos contra la propiedad, como los hurtos y los robos en el interior de vehículos.
En el resto de espacios portuarios, la actividad delictiva es muy poco significativa, al ser zonas restringidas y con una fuerte vigilancia.
Sin embargo, los intentos de atentar contra los sistemas informáticos de nuestra organización cada vez son más insistentes e incluso, como es sabido, hace cinco años sufrimos un ataque informático que afectó a la actividad portuaria.
Por este motivo, hemos incrementado notoriamente las medidas de seguridad, resiliencia y contingencia de nuestros sistemas, a la vez que estamos formando y concienciando a nuestro personal para no caer en las trampas que tejen los ciberdelincuentes para acceder a nuestras redes.
«Hemos incrementado notoriamente las medidas de seguridad, resiliencia y contingencia de nuestros sistemas informáticos»
La normativa portuaria es profusa y compleja, pero además algunas de las normas más importantes son de hace cerca de dos décadas. Teniendo en cuenta que en los últimos años el paradigma de la seguridad está cambiando, ¿cree que es necesario que haya una evolución más acentuada de la regulación?
Sin duda, la normativa de protección portuaria emanante del Real Decreto 1617/2007 no prevé, ni en las evaluaciones ni en los planes, medidas de seguridad sobre las redes, aun siendo éste el ámbito de amenaza y de ataque delictivo más prolífico que tenemos hoy en día en los puertos y resto de infraestructuras esenciales y críticas.
Esto ocurre porque es una regulación del año 2007, que viene corregida por la de 2011 sobre protección de las infraestructuras críticas, donde sí se contemplan estas amenazas.
Además, el sistema establecido para el cálculo de las amenazas resulta muy farragoso y de una utilidad relativa.
Hay que reconocer que integrar en una regulación todas las medidas de seguridad a tener en cuenta sobre instalaciones y terminales tan dispares como las existentes en un puerto resulta muy difícil, por lo que pienso que haría falta segmentarla por sectores: terminales de contenedores, de cruceros, de ferris, de vehículos, de productos energéticos como químicos e inflamables, etc.
Como infraestructura estratégica que es el Port de Barcelona, una de las normas a las que tendrá que adaptarse es la Directiva de Resiliencia. ¿Cómo valora usted esta regulación y su encaje en los puertos?
Resulta evidente que, por mucho que protejas tus activos, sigues estando expuesto a que alguno de los ataques acabe teniendo éxito. Situaciones como las que me he referido anteriormente, con un ataque informático en 2018 que logró introducirse en nuestro sistema, o la reciente pandemia del COVID que acabamos de superar, nos han hecho aprender mucho sobre resiliencia operativa.
El puerto no puede parar su actividad. En todo caso, cuando se ve afectado, ya sea por un acto deliberado o por un accidente, debe tener medidas de contingencia que, a pesar de trabajar en degradado, garanticen el funcionamiento operativo del puerto.
Los planes de contingencia bien engrasados y el esfuerzo de la comunidad portuaria ante situaciones de crisis dan una capacidad de resiliencia a la altura de la demanda del servicio que ofrece y que se espera de una infraestructura como el Port de Barcelona.
«Somos pioneros en el despliegue de la primera red privada 5G pura de gran capacidad que se desplegará en un puerto del Mediterráneo»
Estamos asistiendo a una digitalización y evolución tecnológica que también afecta a los puertos. ¿De qué manera y a través de qué tipo de proyectos se está adaptando el Port de Barcelona a esa digitalización?
Este es un proyecto que viene de lejos y que es absolutamente transversal en nuestra organización. Todos los departamentos han hecho grandes esfuerzos para adaptarse a la digitalización y a las nuevas tecnologías.
El Port de Barcelona ha sido pionero en el sector. Lo fue hace más de 20 años con la puesta en marcha de Portic, el primer Port Community System del Estado, una plataforma que conecta a toda la comunidad portuaria para llevar a cabo de forma telemática los procesos relacionados con las actividades portuarias, acelerando y facilitando al máximo la operativa.
Hoy volvemos a ser pioneros con el despliegue de una nueva red de telecomunicaciones 5G de gran capacidad, proyecto que el Port de Barcelona realiza en alianza con Orange. Se trata de la primera red privada 5G pura de gran capacidad que se desplegará en un puerto del Mediterráneo y es, por tanto, un proyecto complejo que supone un reto importante.
El desarrollo de esta modernísima red de telecomunicaciones es un ejemplo más del papel del Port de Barcelona como tractor de la digitalización y de la innovación abierta, haciendo partícipes a todos los ciudadanos de los beneficios que se derivan. También nos convierte en un puerto más eficiente y con ventajas competitivas por encima del resto de puertos europeos, abriendo nuevas posibilidades en el uso del recinto portuario como campo de pruebas de experimentos innovadores, como las aplicaciones desarrolladas para agilizar la operativa y garantizar la seguridad y eficiencia de la cadena de suministro, y que el Port pone al alcance de sus usuarios y clientes.
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