En los últimos años, la amenaza terrorista se ha venido centrando en los llamados “objetivos blandos”, denominados así aquellos lugares donde se concentra una gran cantidad de público y que están escasamente protegidos, como pueden ser estadios, conciertos de música, centros de transporte, zonas públicas de los aeropuertos, etc.
Aunque no podemos olvidar que los civiles han sido siempre objeto de ataques terroristas –fueron en torno a 3.000 las personas asesinadas en un solo día en los ataques del 11 de septiembre–, la intención de atacar a civiles por parte de grupos como el Daesh nunca antes ha sido tan explícita.
Desde los atentados de Bombay (India) en 2008, grupos como el Daesh, Lashkar-e-Toiba y Al-Shabaab han ido dirigiendo su atención cada vez en mayor medida hacia objetivos blandos. Los ataques de Bombay pusieron de manifiesto cómo diversos individuos bien armados con pequeños artefactos explosivos y armas automáticas eran capaces de causar un número considerable de víctimas, atacando un área densamente poblada y edificios públicos de fácil acceso. Bombay fue en muchos aspectos un importante precedente que inspiró posteriores ataques terroristas múltiples y coordinados con armas de fuego, incluyendo los de Nairobi (Kenia) en 2013, Túnez en junio de 2015, París (Francia) en noviembre de 2015 y Estambul (Turquía) el 1 de enero de 2017.
Los ataques armados –utilizados en cerca del 20 por ciento de todos los atentados terroristas– son más mortales que otras formas de ataques. Más de la mitad de los atentados contra civiles utilizan bombas y explosiones. En 2017 hubo más de 12.500 víctimas mortales civiles por ataques terroristas, lo que se traduce en un incremento del 550 por ciento desde el año 2000.
Para proteger este tipo de objetivos se deben diseñar sistemas de seguridad basados en los riesgos, siendo la flexibilidad y la adaptabilidad los factores claves de este tipo de soluciones, que permiten crear sistemas “a medida” diseñados para mitigar el riesgo mientras maximizan el movimiento o el flujo de paso de las personas con una interrupción mínima.
Los sistemas tradicionales usados para la inspección de personas en el acceso a recintos públicos se basan en el uso de equipos de rayos x para la inspección de bultos de mano y de arcos detectores de metales para la inspección de personas. Estos últimos, con una tecnología ya muy antigua y casi obsoleta, cada vez se manifiestan menos útiles para la detección de las nuevas amenazas emergentes, como son los artefactos explosivos improvisados no metálicos, escondidos bajo la ropa del terrorista, o armas no metálicas.
Plataforma Evolv Edge
Evolv Edge es la primera solución en su clase para la inspección de personas con un alto rendimiento y totalmente automática y que integra la detección de armas y explosivos “al paso” con tecnología de reconocimiento facial para su uso en eventos de alto flujo de visitantes y en la protección de los denominados “objetivos blandos”.
Es ideal para entornos con un alto flujo de personas y con una necesidad mínima de despojarse de sus objetos personales.
Utilizando la tecnología de onda milimétrica inteligente desarrollada por la compañía americana Evolv como bloque principal y con el apoyo de sensores ópticos y de campos magnéticos, Evolv Edge fusiona automáticamente los datos de múltiples sensores para detectar una serie de amenazas, como chalecos y cinturones explosivos, armas de fuego y otras armas que puedan usarse para causar un atentado con múltiples víctimas. El sistema proporciona una decisión rápida con semáforos rojo o verde como resultado inequívoco y con tasas de falsas alarmas muy bajas para mantener un rendimiento muy alto.
Este nuevo equipo dispone de una serie de características únicas que le hacen ideal para la inspección de personas de forma rápida y segura:
- Detección automática de amenazas múltiples: detecta una gran variedad de amenazas, incluidas armas de fuego ocultas, explosivos totalmente no metálicos y otras armas. Las ubicaciones de los elementos ocultos se muestran en una foto del individuo superponiendo un rectángulo codificado por colores.
- Mejora la experiencia de los visitantes: los visitantes pasan a través del sistema dejando sus teléfonos, llaves, monedas, billeteras y objetos personales en sus bolsillos y simplemente caminan a través del equipo sin detenerse o sin adaptar una postura para la inspección, creando la mejor experiencia posible para el visitante.
- Alto flujo de paso: las personas pasan caminando normalmente, reduciendo las largas colas y eliminando los cuellos de botella, escaneando tanto el anverso como el reverso de cada visitante sin necesidad de detenerse o de darse la vuelta. El proceso completo de escaneo y la obtención de resultados dura menos de cinco segundos por persona, lo que permite un alto rendimiento.
- Configuración variable: el equipo dispone de varios modos de funcionamiento, pudiendo ajustar su configuración para responder a diferentes situaciones operativas, incluidas las políticas, sobre lo que constituye una amenaza metálica y/o los escenarios de amenazas cambiantes. Con varias configuraciones de sensibilidad de detección, permiten un enfoque de seguridad basado en el riesgo.
- Mejora la experiencia del vigilante: los resultados de la inspección se muestran de forma fácil y automática mediante semáforos de luz roja o verde, haciendo el trabajo más fácil para los vigilantes. El proceso de inspección es rápido y objetivo, eliminando la fatiga humana y la subjetividad. Los resultados del escaneo identifican la ubicación del artículo/s oculto/s sobre una foto del individuo superponiendo un rectángulo codificado por colores.
- Rápido despliegue: el equipo está diseñado para su rápido despliegue, disponiendo de un sistema de ruedas integradas que le permiten moverse fácilmente, posibilitando su despliegue en puntos de detección aleatorios e impredecibles.
Desde su lanzamiento el pasado año, este nuevo equipo Evolv Edge se ha convertido en uno de los estándares para la protección de lugares públicos con una alta concentración de personas y donde se hace necesaria la inspección masiva de visitantes, asegurando la entrada al recinto de forma que se detecten con gran facilidad armas, explosivos y amenazas no metálicas con una mínima molestia para el público, el cual no tiene la necesidad de sacar sus objetos personales de los bolsillos evitando largas colas en las zonas de acceso.
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