Más allá de la seguridad vial, ¿cuáles son los principales riesgos que tiene una infraestructura de carreteras?
En términos exclusivamente de seguridad, los principales focos de riesgo afectan directamente tanto a las personas, sean empleados o clientes, como al patrimonio. Traduciéndolo en hechos concretos, podrían tener connotaciones delictivas, terroristas, vandálicas, actos de protesta, etc. Y si acotamos su tipología, nos centramos en riesgos físicos, patrimoniales, reputacionales y cibernéticos.
Con la finalidad de tender hacia una seguridad física y lógica única, nosotros incluimos la seguridad vial y la tratamos como una convergencia hacia la seguridad integral.
¿Cuáles son las funciones que tiene encomendadas el departamento de Seguridad de Abertis como gestor de la red de carreteras?
Las funciones encomendadas al departamento pivotan sobre la protección del personal, del patrimonio y la salvaguarda de los intereses de Abertis. Hace tiempo que se optó por la implantación y utilización de sistemas tecnológicos, a la vez que una clara potenciación de la tan anhelada colaboración público-privada desde una buena y constante interlocución y cooperación con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, hasta una protocolización de las actividades. Sirva como referencia que los ‘malos’ pueden actuar directamente contra nuestros activos o bien pueden transitar a través de éstos para la comisión de cualquier delito.
En la red de autopistas, en la AP7 también disponemos de dos trucks park, estacionamientos para camiones, que disponen de sistemas de seguridad y han recibido el reconocimiento y la certificación a nivel europeo como instalaciones seguras. La aplicación de las best practices en los procesos de la empresa nos permite neutralizar amenazas.
«La conversión de las autopistas en zonas videovigiladas y otros medios permite que los cuerpos policiales puedan disponer de inteligencia criminal»
¿Dónde reside la mayor dificultad de la función de la seguridad cuando hablamos de infraestructuras de carreteras?
La mayor dificultad reside en la atemporalidad de la función. Es decir, al ser una infraestructura operativa las 24 horas del día, implica intrínsecamente un nivel de alerta constante. Esto es así porque las normas reguladoras de la seguridad pública no contemplan realidades físicas visibles, sino acontecimientos simplemente previstos para el futuro, respecto a los cuales se desconoce el momento, el lugar, la categoría y, en general, las condiciones y circunstancias de aparición. A su vez, la extensión de la infraestructura también dificulta el nivel de respuesta a los incidentes.
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