La transformación digital de las ciudades ha alcanzado una velocidad de crucero difícil de para. Cada vez son más las urbes que controlan continuamente el tráfico, monitorean los sistemas de videovigilancia o utilizan los datos para ahorrar energía. Y en este contexto, como no podría ser de otra manera, la seguridad constituye un elemento indispensable a la hora de desarrollar verdaderas smart cities en las que reine el bienestar. Pero ¿qué papel juega realmente la seguridad y su tecnología en una ciudad inteligente?
A esta pregunta trató de dar respuesta Seguritecnia a través de un desayuno de trabajo, organizado con la colaboración de Milestone, en el que participaron responsables de seguridad de diversos sectores estratégicos. En concreto, los profesionales que formaron parte del coloquio fueron Willy Obispo, coordinador del grupo 3 de la Red Española de Ciudades Inteligentes (RECI); Ignacio Paños, director de Seguridad del Hospital Universitario 12 de Octubre; José Antonio Vázquez, director de Seguridad de Orange; Santiago Riaño, director de Seguridad de Sanitas; Francisco Javier Armada, director de Seguridad de Cofares; Pere Casamitjana, responsable de Seguridad Física de Abertis; y Adán Bastos, Key Account Manager Iberia de Milestone.
Una mesa de debate en la que también estuvo presente Ivan Piergallini, Sales Manager para Iberia e Italia, y que fue moderada por Enrique González, subdirector de Seguritecnia, y Yolanda Duro, directora de Desarrollo de Negocio de Grupo Borrmart.
Concepto de smart cities
Para comenzar el diálogo, Bastos, de Milestone, relacionó los conceptos de smart city, seguridad y turismo. «Cuando alguien se plantea un viaje, lo primero que le preocupa es la seguridad del lugar que va a visitar. Y como el dinero es inteligente, va donde esté seguro. La seguridad, por tanto, es un elemento necesario, pero también ha de ser rentable», afirmó.
El guante lo recogió Vázquez, de Orange, que aseguró que «poco a poco las empresas se van dando cuenta de que la seguridad es rentable», y no solamente desde el punto de vista físico, «sino también de la ciberseguridad».
Casamitjana, de Abertis, añadió por otro lado la perspectiva de la seguridad pública. «Las fuerzas de seguridad públicas se pueden beneficiar de la información con la que cuentan las smart cities, por lo que representa una oportunidad», señaló. Por el contrario, para el representante de la Red Española de Ciudades Inteligentes el hecho de que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad dispongan de todos los datos generados por la tecnología es «un arma de doble filo». «Veo la ciudad como una persona; es decir, que los datos de las ciudades son de las propias ciudades», razonó.
Normativa y tecnología
Al respecto, uno de los ámbitos en los que sin duda debe evolucionar la tecnología según los invitados es la regulación. Sobre todo porque, tal y como señalaron, “la normativa nos persigue, pero la tecnología corre más”. Eso sí, en opinión de Obispo, de la RECI, “es imposible pretender que la normativa vaya al día”. De hecho, advirtió que “la regulación va a ir tarde en este sector”, pero reconoció que es posible “marcarle al legislador el camino”.
De opinión similar se mostró Riaño, de Sanitas, quien puso como ejemplo la limitación que impone el legislador a la hora de aprovechar la “enorme” cantidad de información que facilita una cámara de seguridad. “La legislación debe ser un poco más actual e ir en línea con el conjunto de la sociedad en estos momentos”, añadió el representante de la entidad sanitaria.
Otro ejemplo, que en este caso ofreció Paños, fueron los drones. Una materia en la que, en su opinión, «se va a producir sí o sí un salto pese a que el legislador lo haya retenido» para disponer, entre otras cosas, de imágenes en tiempo real. «Luego será el algoritmo de Inteligencia Artificial quien tome la decisión o no» a la hora de utilizar dichas imágenes, completó el representante del Hospital Universitario 12 de Octubre.
Se trata, por consiguiente, de una situación similar a la protagonizada por los vehículos inteligentes. En este caso, según Armada, de Cofares, actualmente no existe un respaldo legal que permita una conexión al coche para saber, por citar un caso, que dos utilitarios van a colisionar. «Si no puedes conectarte a esta clase de vehículos, el objetivo de cero muertes en carretera no se podrá conseguir», ejemplificó el representante de la compañía de distribución de medicamentos.
Con este escenario «existe un muro legislativo, las empresas no invierten y se paraliza la evolución de la tecnología. Y lo último que necesita una organización es la incertidumbre», sentenció Bastos, de Milestone, en ese sentido.
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